Que nadie se entere

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Javier García
El Telégrafo de Paysandú informó sobre los cinco candados que puso Bonomi (ministro del Interior) a toda la información de relevancia que pueda surgir de la actividad suya y del ministerio, incluida toda la actividad policial. Cinco resoluciones que censuran todo tipo de información o dato de la actividad cotidiana de esa cartera que estarán vedadas a la opinión pública. Operativos, procedimientos, recursos utilizados, todo será amparado bajo la tutela de “Información Reservada” con la definición que da un artículo de la ley de Derecho de Acceso a la Información Pública.
La negativa se ampara en la eventualidad de que determinada noticia pudiera poner en riesgo la “seguridad pública” o la “defensa nacional”, entre otros peligros acechantes. La particular interpretación de esta ley que hace Bonomi la usa para censurar como hacía la Dinarp. Llega al extremo de que para preservar la “seguridad pública” se prohíbe por el ministro informar sobre la ubicación de dependencias policiales, seccionales y jefaturas.
A partir de ahora, entonces, la guía telefónica pasó a ser una enorme amenaza a la paz y la seguridad, porque contiene información detallada de todas y cada una de las dependencias del ministerio y la policía, con planos, calles y cuadras que permiten saber las vías de acceso a las seccionales y por supuesto a la casa de cualquiera de nosotros o del propio ministro. Obvio que también a los hospitales y a la panadería del barrio, porque allí está todo. Antel deberá borrar esa información por ser un peligro para la “seguridad pública” y, obviamente, la “defensa nacional”.
Tal cúmulo de disparates acumulados en cinco resoluciones confirma que las cabezas humeantes de los jerarcas vienen errando con total éxito. Hace dos meses la solución a la inseguridad era la legalización de la marihuana y ahora la censura de la información. Si informar de los procedimientos policiales fuera peligroso y una amenaza a la seguridad, los principales responsables de esta traición serían los jerarcas censores que ahora prohíben, con Bonomi a la cabeza. Porque bien que convocaban a los medios para que cubrieran con cámaras y grabadores los mega operativos pomposos en los asentamientos, con vuelo de helicópteros incluido y conferencia de prensa en el medio del operativo. Y ni que hablar del show que arman mostrando hasta las bujías de los patrulleros que se compran, no muchos, a las cámaras, cosa que también estará prohibida mostrar desde ahora.
La censura de información que se acaba de perpetrar no está para garantizar ninguna “seguridad pública”, sino para garantizar la seguridad política del ministro y su elenco. Es además señal que siguen pensado que la inseguridad se genera a partir de la difusión de la información y no de la existencia del delito en forma desmadrada y violenta. Es nuevamente la “sensación térmica”. La hipótesis de trabajo es increíble. Lo que buscan con estas resoluciones es que por haber menos noticias, haya más seguridad, tan simple como tonto. Y también dificultar el control de un ministerio que entre otras cosas tiene servicios que pueden investigar en la vida de personas y de organizaciones y trabajar en la oscuridad.
Es una censura oficial que va en la línea de Mujica al que le molesta la prensa libre que no lo aplaude y que, si fuera por él, no debería existir. Bonomi el censor, le hizo el mandado.
El País Digital