La obsecuente canciller, que le gusta más pelearse en defensa del régimen del oprobio que actuar como diplomática, entró a la cancillería argentina amparándose en su condición de mujer y presentándose como “víctima” ante el mundo, aunque ya nadie les cree nada. La escena fue payasesca.
Entre el séquito de obsecuentes, apareció un cómico personaje del chavismo que llamaba a algún funcionario de protocolo de la cancillería argentina, pidiendo con voz afectada, que pusieran una bandera de Venezuela en el recinto donde ellos pensaban que iba a desarrollarse la reunión del Mercosur, pero nadie estaba allí y el papelón chavista fue memorable. Les pagaron con su misma moneda.
“Soy una dama, derechos de la mujer”, repetía la desaforada funcionaria del tiránico régimen venezolano, mientras entraba a la fuerza al ministerio argentino, en medio de los gritos de los “manifestantes prestados” que le proporcionaron los kirchneristas.
Los chavistas tenían todo preparado, llevaron agitadores propios para gritar en contra del gobierno argentino y hasta un camarógrafo de la embajada venezolana para registrar la entrada prepotente de desenfrenada representante del régimen intolerante de Maduro.
Terminaron humillados y el clan de prepotentes debió irse sin lograr reunirse con los cancilleres del Mercosur.
Luego salieron los serviles de siempre a aplaudir a la descontrolada canciller calificándola de “valiente”. No es valiente ni diplomática, solo es un eslabón más de la tiranía que oprime al pueblo venezolano y que con estos escándalos trata de cubrir la crisis humanitaria que azota a los ciudadanos de eses país. Las cosas hay que decirlas por nombre.
El vídeo payasesco