El ministro del Interior español fue al Congreso para responder sobre Bildu, Amaiur y ETA

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Se cumplió en el Congreso la interpelación urgente realizada por UPyD para conocer los propósitos del Gobierno en relación a la ilegalización de las coaliciones “Amaiur” y “Bildu”, a fin de impedir, mediante fraude de ley, la continuidad en ellas de los partidos ilegalizados Herri Batasuna, Euskal Herritarrok y Batasuna.
Rosa Díez ha insistido en el Congreso español en que “hay pruebas” que pueden demostrar la vinculación de Bildu y Amaiur con ETA y que el gobierno debe tomar medidas.
El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, respondió a la convocatoria expresando en su primera intervención:
Señor presidente, señorías, señora Díez, a mí no me ha de convencer ni al Gobierno al que represento evidentemente de lo que es ETA, de lo que es Bildu y de lo que es Amaiur, pero vivimos en un Estado de derecho y el Tribunal Constitucional tiene la última palabra en relación a quien está en condiciones, como fuerza política legal, de comparecer en unas elecciones y representar a los ciudadanos. No confundamos lo que nos pueda repugnar políticamente a usted, a mí y a la inmensa mayoría de esta Cámara, con lo que jurídicamente es posible. Y digo esto en el comienzo de mi intervención porque en algún momento he tenido la sensación de que más que interpelar al Gobierno, y en este caso a mí en nombre del Gobierno, estaba interpelando a Amaiur, al mundo de ETA o a lo mejor a otra institución del Estado. Desde luego, a mí no me ha de convencer -insisto- de lo que es ETA y de lo que hemos de hacer para que ETA no solo declare, como declaró el pasado 20 de octubre, que de manera definitiva e irreversible deja, en su terminología, su actividad armada, en la nuestra, su actuación terrorista, sino que, en coherencia con el dejar de obrar, deje de ser, deje de existir, y el Gobierno ya ha fijado claramente su postura al respecto. Nosotros lo que esperamos es que ETA no solo deje de actuar sino que ETA deje de existir y, en coherencia con eso, el Estado de derecho, con toda la fuerza de la ley y con todos los instrumentos que el Estado pone a su disposición y dirigidos por el Gobierno, va a seguir actuando implacable para que ETA deje de existir.
Dije en mi comparecencia en la Comisión de Interior que el Gobierno no quiere vivir contra ETA; el Gobierno quiere vivir, como todas sus señorías o casi todas sus señorías, sin ETA. Y pedí en esa comparecencia, y creo que me entendieron a juzgar por sus respuestas, que en este tránsito del dejar de actuar al dejar de existir hemos de actuar con toda la fuerza del Estado de derecho pero utilizándola con inteligencia, con prudencia, con discreción y manteniendo la unidad de los demócratas. Y dije yo en la Comisión de Interior: unidad de los demócratas con la que entiendo que me voy, de todos los demócratas menos uno, y todos entendimos -creo- lo que yo estaba queriendo decir y a quiénes me estaba queriendo referir en aquel momento.
Me dijo usted en esa comparecencia, señora Díez, literalmente lo siguiente en su turno de portavoz: No hace falta que le diga -me decía a mí, señora Díez- que puede contar con Unión Progreso y Democracia y con la portavoz que les habla -su señoría- no solamente para apoyar la estrategia que yo había definido en mi intervención, sino para definir la táctica. Y usted legítimamente, por supuesto, si entiende que apoyar la estrategia y definir la táctica es presentar una interpelación sin hablar antes con nosotros -cosa en la que está en su perfecto derecho-, si eso es lo que usted entiende por apoyar la estrategia y definir la táctica, interpelar en los términos que ha interpelado al Gobierno, sencillamente me parece que estamos hablando con lenguajes diferentes. Y yo no me quiero pelear con su señoría en términos dialécticos, ideológicos, parlamentarios o políticos sobre esta cuestión, porque en la unidad de los demócratas yo quiero incluir, como es evidente también, al partido al que usted representa.
Insisto, hemos llegado a esta situación, a la situación del 20 de octubre no porque ETA se haya convertido a la democracia, no porque ETA haya considerado que ética y moralmente era injustificable desde todos los puntos de vista pretender obtener presuntos objetivos políticos por la vía de la extorsión, del chantaje, del asesinato, en definitiva, de lo que es la actividad propia de una organización terrorista como ETA, sino porque evidentemente ha triunfado el Estado de derecho. Y ha triunfado el Estado de derecho por la actuación implacable de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, por la vigencia y la aplicación adecuada de la Ley de Partidos Políticos, que ha sido un instrumento fundamental en esa lucha de deslegitimación social del terrorismo, por la unidad de las fuerzas políticas democráticas, por la actuación de los jueces y tribunales, por la cooperación internacional, por el testimonio ético y moral, que tiene una fuerza indudable, de las víctimas del terrorismo. Todo eso, todo eso es lo que nos ha llevado, señora Díez, y usted lo sabe perfectamente, a la declaración por parte de ETA, con la escenificación que necesitaba ETA y la izquierda abertzale, del 20 de octubre de que de manera definitiva e irreversible y presunta- deja la actividad armada.
Yo tengo que decir que nosotros -y cuando digo nosotros hablo del Gobierno y en particular de quien tiene que dirigir en el Gobierno la lucha antiterrorista, el Ministerio del Interior- no nos conformamos con las palabras y mucho menos nos fiamos de la palabra de una organización terrorista. Y por eso mantenemos la guardia alta, y por eso la Policía, la Guardia Civil y todos los instrumentos del Estado están muy atentos a lo que está haciendo ETA. Y tenemos información, tenemos inteligencia y estamos operando, y por eso se producen y se seguirán produciendo cuantas detenciones procedan, porque mientras ETA exista, en tanto que es una organización terrorista, una persona que pertenezca a ETA es un terrorista y, por tanto, con requisitoria o no de la Audiencia Nacional, será detenida y puesta a disposición de la justicia, como estamos acreditando y vamos a seguir acreditando.
Pero, señoría, yo hablaba de inteligencia, hablaba de prudencia, hablaba de discreción y hablaba de unidad. Y espero que esta interpelación, con la moción subsiguiente, no nos lleve a actuar sin unidad y, cuando menos, sin discreción, sin prudencia y, sobre todo, sin inteligencia. Señoría, usted sabe perfectamente lo que ha sucedido en relación con la aplicación de la Ley de Partidos Políticos, en relación con el intento de ilegalización de Bildu, en relación con la ilegalización sobrevenida que permite la LOREG en la reforma de enero de 2011. Todo eso lo sabemos, pero la conclusión fue que la Sala del 61 del Tribunal Supremo, por nueve votos a seis, declaró que Bildu era ilegal, porque concurrían en ella los requisitos que establece al efecto la Ley de Partidos Políticos y la doctrina ya acuñada por parte del Tribunal Constitucional. Pero después, en sentencia de 5 de mayo pasado, el Tribunal Constitucional revocó el fallo de la Sala del 61 del Tribunal Supremo y declaró que Bildu podía comparecer; dejémoslo así. Y Bildu compareció a las elecciones municipales, a las elecciones forales en el País Vasco y es verdad que, después, Amaiur ha comparecido a las elecciones generales y los tenemos aquí. Cuando yo hablo de inteligencia y de prudencia, quiero decir, por ejemplo, que, si no tenemos elementos probatorios suficientes, bajo el principio de rebus sic stantibus, como para de manera razonable esperar que se hayan modificado sustancialmente las circunstancias de hecho fácticas y jurídicas que llevaron a ese pronunciamiento del Tribunal Constitucional, haríamos un mal favor a la democracia si iniciáramos ese procedimiento que usted nos está pidiendo y volviéramos a tener una doctrina y una sentencia similar por parte del Tribunal Constitucional. Sería una victoria para los que usted quiere combatir y nosotros también. No sería una victoria del Estado de derecho, o mejor dicho, de la democracia y de los demócratas. Y, sobre todo, hablo de prudencia e inteligencia, porque sabe usted que está pendiente un fallo del Tribunal Constitucional en relación con Sortu. Sortu fue declarada ilegal por el Tribunal Supremo y Sortu está pendiente del recurso de amparo que ha interpuesto ante el Tribunal Constitucional.
Señora Díez, a la vista de los hechos acaecidos que le acabo de recordar, ¿no le parece a usted inteligente y prudente que esperemos a ver qué dice el Tribunal Constitucional sobre Sortu, para ver si modifica su doctrina y, en consecuencia, sobre la base de los elementos probatorios y de hecho que la Policía y la Guardia Civil va acumulando, porque está muy alerta a todo lo que sucede, en ese caso iniciemos la acción que usted está persiguiendo? ¿No le parece prudente que esperemos a que sobre Sortu se pronuncie el Tribunal Constitucional, que se ha de pronunciar? Porque, insisto, ha sido ilegalizada por el Tribunal Supremo y el amparo ha sido admitido por el Tribunal Constitucional. En todo caso, sepa usted -insisto- que la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía están muy atentos a lo que está sucediendo, y todos los elementos probatorios que puedan servir de base para que el Gobierno, a través de la Abogacía General del Estado y, en su caso, la Fiscalía del Estado, ejerza la acción que la Ley de Partidos Políticos establece y determina a los efectos de, en su caso, producir la ilegalización o la ejecución de sentencia que su señoría nos está solicitando.
En todo caso, le quiero volver a insistir, señora Díez, que no confundamos lo que nos repugna políticamente, a lo que usted se ha referido exhaustivamente aquí -y digo nos repugna porque compartimos la repugnancia política-, con lo que es posible jurídicamente. Las sentencias del Tribunal Constitucional son fuentes de derecho, se publican en el Boletín Oficial del Estado, y los miembros del Gobierno, cuando tomamos posesión de nuestros cargos, juramos o prometemos cumplir y hacer cumplir la Constitución como norma fundamental del Estado. Lógicamente, en ese juramento o promesa se incluye todo el ordenamiento jurídico, en el que se integran también las sentencias del Tribunal Constitucional, que son publicadas en el Boletín Oficial del Estado, con las que democráticamente se puede discrepar, evidentemente, pero que el Gobierno, le gusten más o le gusten menos -y es evidente que algunas le gustan de una manera indescriptible-, tiene que acatar y respetar. Esas son las reglas del Estado de derecho, que valen para sentencias del Tribunal Supremo que afecten a personas singulares, que afecten a partidos políticos, y sentencias que afecten a personas físicas y personas jurídicas por parte del Tribunal Constitucional.
Concluyo, señoría. Tenga usted la seguridad -insisto- de que mi voluntad como ministro del Interior y la voluntad del Gobierno es hacer cumplir absolutamente el ordenamiento jurídico, de no permitir que ETA de una u otra manera esté presente en las instituciones y de que el Gobierno va a hacer todo lo que esté en su mano para evitarlo. Pero, evidentemente, estamos en un Estado de derecho en el que hay división de poderes, en el que hay un Poder Judicial independiente, en el que hay un Tribunal Constitucional. Usted interpela al Gobierno, no interpela porque no puede interpelarlos al Tribunal Supremo ni al Tribunal Constitucional, está interpelando al Gobierno y yo le respondo en nombre del Gobierno. Por parte del Gobierno se va a hacer, se está haciendo todo lo que en derecho procede y todo lo que operativamente procede con inteligencia, prudencia y eficacia para que todos los elementos probatorios que puedan hacer ejecutiva la sentencia en los términos que usted solicita o la ilegalización sobrevenida a la que usted se está refiriendo se ponga a disposición de quien procede según la ley para incoar ese procedimiento. Pero nos parece que la inteligencia, la prudencia y la eficacia exigen, en todo caso, esperar a ver qué hace el Tribunal Constitucional en relación con el recurso de amparo interpuesto respecto de la ilegalización decretada por la Sala del 61 del Tribunal Supremo sobre la fuerza política Sortu, expresó el titular de Interior.
En respuesta Rosa Díez demostró no estar conforme con las declaraciones del ministro y señaló “Lo que el ministro llama prudencia, yo lo llamo cobardía” y agregó que quien “no se atreve a ganar, perderá siempre”.
Réplica del Ministro
Señora Díez, a lo mejor hubiera deseado yo que usted, que lo tiene tan claro, fuera magistrada del Tribunal Constitucional. Pero, como ministro, tengo que leer el Boletín Oficial del Estado y leer las sentencias del Tribunal Constitucional, porque evidentemente tengo que cumplir y hacer cumplir la ley. Eso es lo que he jurado.
Además, tengo a mis órdenes al Cuerpo Nacional de Policía y a la Guardia Civil, 155.000 efectivos. Evidentemente, la interpelación no va contra ellos, ya lo sé; pero es que son el Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil fundamentalmente quienes dan al Gobierno, a través del Ministerio del Interior, los elementos fácticos probatorios que en todo caso pueden servir de fundamento para un eventual ejercicio de la acción correspondiente por parte del Gobierno, de acuerdo con la legitimación activa que le concede la Ley de Partidos Políticos y la Ley Orgánica del Poder Judicial. Está claro y, por lo tanto, como usted puede imaginar, señora Díez, cuando yo digo que la Guardia Civil y la Policía están haciendo su trabajo, me refiero a que están haciendo su trabajo de información, de investigación, de inteligencia y operativo, dentro de eso se incluye lógicamente que nos van aportando todos los fundamentos, todos los hechos fácticos que nos puedan servir para, en su caso, ejercer esa acción. Por lo tanto, a todo lo que usted me ha dicho, con todos los respetos, muchas gracias, pero es eso y mucho más, señoría.
Evidentemente, yo sé lo que usted sabe y bastante más, como es lógico y como puede usted imaginar, pero creo -ya se lo he dicho- que tenemos un concepto distinto de lo que significa apoyar estratégica y tácticamente la política antiterrorista del Gobierno, que yo fundamenté en el objetivo de conseguir la desaparición de ETA, sin que obtenga a cambio concesiones políticas y consiguiéndolo con una única hoja de ruta, que es el cumplimiento estricto de la ley. Y dije: Necesitamos que la unidad de los demócratas, que nos ha servido para llegar hasta la declaración del 20 de octubre, se mantenga, y que ese tránsito lo hagamos sin romper esa unidad y actuando con inteligencia, con prudencia y con discreción. Y usted viene aquí diciéndome que, en lugar de prudencia, estamos actuando con cobardía. No esperaba, señora Díez, que usted llegara hasta ese punto. A lo mejor le tengo que recomendar que lea el tratado de Gracián sobre la prudencia, para no confundirla ni con cobardía ni con pusilanimidad, porque es una virtud muy aconsejable en la vida en general y de manera muy especial en la vida política. Se lo recomiendo. En todo caso, a lo mejor usted es la que confunde el oportunismo político con la salvaguarda del Estado de derecho.
…El pasado 13 de septiembre, en esta Cámara, por 315 votos a favor se aprobó una iniciativa del Grupo Popular, del Grupo Socialista y del Grupo Mixto -de don Carlos Salvador, de UPN-, y usted la apoyó también, señoría. En ella se decía fundamentalmente lo que estoy defendiendo hoy desde aquí. Yo no sé qué ha cambiado sustancialmente para que usted, desde esa fecha y desde la fecha de mi comparecencia hace escasos días en la Comisión de Interior, me diga que, en lugar de con prudencia, estamos actuando con cobardía y que hay que arriesgarse para ganar. Yo creo que hay que actuar -insisto- con eficacia, haciendo las cosas como hay que hacerlas, con seriedad, con discreción, con prudencia y con inteligencia. Porque le voy a decir una cosa, señora Díez -y estoy seguro de que me va a interpretar perfectamente-, ETA hoy en día no es especialmente un problema policial, sigue siendo un problema policial porque sigue existiendo, pero no es fundamentalmente un problema policial. Hoy tiene una dimensión política que no podemos obviar y por eso hemos de saber gestionar esta situación, no como corresponde a una ETA cuando estaba en plenitud de capacidad operativa, asesinando, aterrorizando y extorsionando, sino como corresponde hoy a una ETA que está diezmada, a la que ha derrotado el Estado de derecho y que ha hecho esa declaración. Tenemos que saber convertir esa derrota policial en una victoria política de los demócratas, no en una victoria política del mundo que ha jaleado durante todo este tiempo al terrorismo. ¿Verdad que nos entendemos?
En ese camino, señora Díez, espero y deseo que usted y su grupo nos acompañen. Confío en que la moción que se debatirá y votará el próximo martes en este Pleno haga que usted siga en esa senda que yo le pido, la de que todos juntos, los demócratas, casi todos los que estamos aquí, y nos entendemos, de manera inteligente, discreta y unidos, hagamos que ETA desaparezca sin conseguir evidentemente, como no va a conseguir mientras este Gobierno sea el que es y estemos todos unidos, ninguna concesión política, terminó expresando el ministro del Interior.