Bien es cierto que nos encontramos ante una crisis global, empero ello no es óbice para que afecte a todos por igual. Los perfiles europeos no son parecidos a los americanos, hoy el BCE mantiene los tipos de interés al 1% lo que no ha sido suficiente, la pasada semana, para una reacción positiva de las bolsas y eso también por los regulares datos de empleo de la Zona Euro. La volatilidad del sistema queda expuesta cotidianamente y cada jornada supone un afán.
La sempiterna cuestión de la falta de resultados de la “receta teutona” ha estado sobrevolando la segunda vuelta de las presidenciales francesas. Hollande ha ganado pero su visión económica es poco previsible que impere en la unión porque el país galo en solitario poco podrá hacer frente al resto. Alemania advierte que no se modificará la política de contención del gasto, acordada conjuntamente. En esta situación el mapa ideológico poco ha mutado. En Grecia ha vencido de forma pírrica Nueva Democracia (del Partido Popular Europeo) que tiene muy difícil formar gobierno con un parlamento fragmentado. Cosa parecida podría ocurrir, en versión parlamentaria, después de los próximos comicios franceses de junio. En estos procesos, y otros, representa una mala noticia el ascenso de los partidos de extrema derecha, e incluso neo nazis, fruto de la desesperación de los votantes inmersos en las consecuencias de la recesión; aunque no es razón para librar de responsabilidad a quienes los votan. Hungría, Holanda, Francia y últimamente Grecia manifiestan este enorme error social, que no por minoritario, todavía, es menos preocupante.
En España se habla de “viernes negros” porque es cuando se celebra el Consejo de Ministros que, semana tras semana, determina actuaciones para afrontar la coyuntura y las circunstancias. Creo excesiva esta calificación por cuanto las disposiciones están siendo atemperadas respecto a la realidad y dentro de unos criterios de moderación preservando en lo posible el interés de las familias. Un caso es el de las pensiones que no han sido afectadas negativamente o el de las rentas más bajas que están siendo gravadas progresivamente frente a las más altas. Casi nadie podrá poner en tela de juicio el ánimo del gobierno de Mariano Rajoy a la hora de disponer y desplegar soluciones, pero es cierto que que el clima social no mejora y la demanda de resultados inmediatos en una situación de casi emergencia no genera una percepción de cambio de etapa.
De otra parte, es curioso el papel de los llamados sindicatos de clase que no dudan en atacar a la administración por pecados que han sido suyos y es que hay que recordar el hecho del gobierno económico en la sombra de Cándido Méndez (UGT) durante la primera legislatura de Zapatero.
La cuestión de la viabilidad de la Unión Europea y el propio euro ha estado presente en los escenarios electorales del pasado domingo. Bien creo que ni una ni otro estén en compromiso vital, por lo menos en estos momentos, la vuelta a los antiguos cambios produce pavor y la renuncia al paraguas que supone la moneda única no es algo asumible. En el caso de la UE con más razón todavía. La escena es compleja porque el mundo se ha convertido en más enrevesado y la globalización misma no sólo supone mayor competencia sino también mayor número de competidores.
Reinerio Álvarez Saavedra
Especial para ICNdiario