Está bárbaro que todos lo nombren pero mucho mejor sería que todos lo honraran. Pero aunque muchos lo nombren, unos lo hacemos por convicción y otros por conveniencia. Es que somos diferentes, Wilson fue el mejor Blanco y se jugó por eso.
Somos testigos, hoy, de la relativización absoluta del estado de derecho. Tenemos desde allí entre los nacionalistas y los sectores dominantes del Frente Amplio una distancia abismal. La diferencia no es de ahora, tiene larga data. Simplemente no creen en que la justicia se construye a partir de la vigencia y el respeto a la ley. Cuando se pierden las garantías empiezan los abusos donde los más perjudicados siempre son los más débiles. No hay justicia sin ley. Y por esto Wilson los combatió con dureza.
Antes hablaban de las libertades “formales”, de la democracia burguesa y de todas esas pamplinas que de tan vacías fueron aprovechadas por los otros que tampoco creían en la libertad y el Derecho.
Con Wilson, que revolucionó al Partido Nacional y lo movilizó, defendimos una visión de la sociedad donde el Estado no es prescindente pero tampoco anula la creatividad y la iniciativa de las personas. Pero además premia y alienta al que trabaja. El proyecto wilsonista es el de la revolución del trabajo donde cada uno tiene un lugar pero nadie puede reclamarlo a costa del trabajo de otros mientras se queda esperando el subsidio social. Para el que se esfuerza y trabaja, todo, pero para el que no lo hace pudiendo hacerlo, nada. Los wilsonistas tenemos distancias enormes con la sociedad construida a partir del clientelismo político como pasa ahora. A Wilson lo nombran, pero no lo entienden.
El nuestro, el que aprendimos con él no es un proyecto emotivo, sin anclaje, es un proyecto racional. Las mismas fuerzas que él convocó, son las que hoy hacen falta. La fuerza de una educación que sea la herramienta de desarrollo y crecimiento personal y colectivo, que motive la inteligencia de nuestra gente, que haga que Uruguay se libere de las consignas vacías y de su encierro ideológico. Están bárbaras las ceibalitas, pero necesitamos escuelas de tiempo completo, universidades en el interior, liceos que tengan más y mejores horas, con buena enseñanza de idiomas, con capacidad de consultar las mejores bibliotecas, con buenos salones y mejores laboratorios, todo se puede hacer si lo que importa es enseñar y no vivir achatados por corporaciones mediocres. Plata hay, lo que falta es liderazgo, romper los esquemas y ponerse del lado de la gente.
La diferencia es entre el medio campo, los diagnosticadores que tienen todo para hacerlo, pero no saben cómo y le echan la culpa de su incapacidad a los demás.
Hoy recordamos su retorno hace 28 años como si estuviera aquí, porque está. No como melancolía sino como proyecto político vigente. Wilson está para que lo honremos luchando por lo que va a ser y hasta ahora no fue. Hoy le hacemos un homenaje a la rebeldía y a la militancia por los valores, los del Partido Nacional. Wilson está, como dice Lincoln Maiztegui “en la cima del cerro augusto que habitan los indiscutibles”. En la cima y también vivo, entre nosotros.
me encanta que en la madre patria se acuerden de de ese lider fantastico que supo representar al pueblo uruguayo. hasta que la tirania de algunos rompio los codigos y fue perseguido sin tregua hasta cuando volvio la democracia al pais, pero les dire que fue peor el remedio que la enfermedad, ya que la GESTA SUPUESTAMENTE LIBERADORA ) eran estos que ahora gobiernan este pais . y todo lo que criticaron del gobierno de facto ahora lo estan aplicando sin pena ni gloria. por eso en este momento desearia que volvieran los tiranos. por lo menos a ellos no podiamos retrucarle nada y estos estan disfrazados de angelitos y son demonios malditos. gracias nuevamente por acordarse de un señor honesto y gran lider del pueblo blanco.
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