El precio del progreso

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Reinerio Álvarez Saavedra
(Por Reinerio Álvarez Saavedra) El presidente de la española Mercadona, Juan Roig, presentó un ejemplo durante la última muestra de resultados de la empresa, sobre de utilidad de los centros de coinnovación que consiguieron, entre otras cosas, detectar que un buen número de clientes demandaba vinagre como producto de limpieza, algo que la compañía no había previsto. La sociedad comunicó la información a su intraproveedor, a efectos de producción, y ahora la firma ya distribuye las botellas de vinagrillo multiuso. Es un ejemplo de adaptación a las demandas, muchas veces ocultas, de los usuarios. Sea como fuere, la cooperación con proveedores internos no es una cuestión baladí y se presenta aquí como condición necesaria para la adaptación eficiente a los mercados. Respecto a esto, la estrategia del negocio valenciano está basada en “la confianza mutua, la planificación conjunta y la exigencia continua de reducción de márgenes, con el objetivo de abaratar el precio final de los productos”, es decir: Mercadona trabaja con márgenes estrechos que son compensados con altos volúmenes de compra. En medio de una crisis como la actual sigue perfeccionándose con un éxito de estrategia apreciable. Este estado de cosas es útil para ilustrar la actualidad cuando no todos las plazas actúan de igual forma.
En medio de una crisis globalizada nos encontramos ante un paradigma de triunfo en la aplicación de soluciones originales que enfrentan entornos hostiles. En fin, es una adición de fuerzas que contrapesan y vencen a las debilidades.
El mundo tendrá que buscar salidas, como lo hacen las buenas empresas, porque las previsiones del FMI reducen el crecimiento mundial y colocan a España e Italia el “mayor riesgo global” y es que las economías avanzadas, frente los resultados para estos dos países, pasarían de una progresión del 3,2% en 2010 a un vaticinio de un 1,9% para 2013. En este último año España e Italia se situarían en un -0,6% y un -0,3% respectivamente. En lo relativo a las emergentes, América Latina presenta globalmente un pronóstico positivo del 4,2% con un Brasil creciendo el 4,6% y México un 3,6%, descendiendo el ritmo del último y aumentando el anterior respecto a este año y el 2011. Los incrementos mayores siguen concentrados en China e India.
Sobre los casos italiano y español el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, declaró en Londres que esta entidad “hará todo lo necesario para preservar el euro. Y, créanme, será suficiente”. Estas palabras provocaron, de inmediato, una reacción positiva en los mercados europeos, extendiéndose entre los inversores la convicción de que Europa, según agencias, “pondrá en marcha los mecanismos necesarios para respaldar a España o Italia”.
Lo que si se manifiesta es la fortaleza de Occidente, y particularmente de Iberoamérica dentro de ese ámbito, en lo que a riqueza se refiere demostrado por el dato del resultado de la suma del PIB nominal de los países asistentes a las Cumbres Iberoamericanas que es el tercero del mundo, sólo por debajo de la Unión Europea y Estados Unidos, pero por delante de China, a salvo de los solapamientos. O lo que es lo mismo, una hegemonía del agregado de los tres espacios, a los que, además, cabría sumar otros.
El mundo avanza aunque Donoso Cortés defendió que lejos de evolucionar retrocede. Evidentemente, y por mucho que haya llovido o de lo remado en contra, lo cierto es que progresa a diferentes marchas. Y si no echemos miradas atrás y hagamos comparanzas. Cuenta Vargas Llosa que han “desaparecido los burritos de las calles y alrededores de Piura”, donde vivió. A los pollinos los llamaban “piajeros” pero según el autor parece que se han extinguido “y a nadie le importa, y algunos lo celebran porque saben que la desaparición de los piajeros es, ay, síntoma inequívoco de modernización y progreso”. A continuación describe las transformaciones de la ciudad de Piura, testigo abierto del medro de Perú y urbe destacada en este curso de prosperidad.
El progreso tiene un precio y es el de la cierta renuncia a las arcadias pretéritas, reales o figuradas. Pero existe otro mayor que, de acuerdo con las valoraciones expuestas, radica en no reconocer los límites del crecimiento e ignorar la necesidad de la sostenibilidad del mismo.

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