Un negocio como el que hizo Matías Campiani es el sueño de todo pirata. Le adjudican una empresa sin licitación, en forma directa. De las razones nadie se acuerda, pero Astori como exministro de Economía y Rossi se la dieron en pomposa conferencia donde un empresario neoprogresista venía a recuperar la línea de bandera. Argumentaban un futuro de Uruguay como puerta del mundo. Aviones con nuestra bandera surcando los cielos y un señor como Campiani que garantizaba dinero y experiencia empresarial, aunque la única que tenía en la materia era la de pasajero frecuente de aviones. Viajes inaugurales, sonrisas gubernamentales, masitas y whisky abundante regaron reuniones oficiales. El negocio era redondo: sin licitación tenía este señor, además, el curioso monopolio del cariño oficialista. Solo lo querían a él, a pesar de que había otros interesados.
Como si fuera poco puso una condición: que su aventura fuera respaldada por el Estado, es decir por todos los uruguayos. Es el segundo sueño de todo pirata, llevarse las ganancias y que los riesgos los corra otro, u otros, todos los uruguayos aun los que ven los aviones solo cuando pasan por sus cabezas. Entonces el presidente Vázquez, Astori y Rossi hacen un acuerdo redondo: el Estado participará con un 25% de las acciones pero garantizará el 100% del negocio. O sea que si hay ganancias nos llevamos la cuarta parte y si hay pérdidas pagamos todo. Este escándalo no se puede explicar sanamente.
Como el negocio de Campiani se basaba en endeudarse ya que la plata la garantizaba el Estado y los contactos gubernamentales estaban, la fiesta siguió. La soberbia del ministerio de Economía y la negligencia del ministerio de Transporte permitieron esto en este período. Y rubricaron hace 30 días un convenio vergonzoso, donde se garantiza impunidad para Campiani, y todavía a este `trabajador” se le asegura su despido. Cobró por su función de pirata 145.000 dólares, mientras los rehenes de esta fiesta impúdica, los trabajadores de Pluna se quedaron sin trabajo y además deberán como todos los uruguayos pagar las deudas, porque es mentira que esto sale empatado. Ya esta irresponsabilidad tiene costos tangibles y de los otros, los que son de prestigio y seriedad como país.
El Uruguay logístico que anunciaban no existe. Hay un colapso vial con rutas destrozadas, con un tren más muerto que antes, incluido el redentor y efímero “tren de los pueblos libres” que en paz descanse, de rodillas con Argentina y sin dragar el Martín García y ahora con Pluna fundida y Campiani rico.
Si niegan la comisión investigadora confirmarán que ocultan y protegen. Aquí hay responsables políticos que se esconden.
Se anunciaron muchos piratas para Uruguay, pero hasta ahora el único que vino fue Campiani, de la mano de Vázquez, Astori y Rossi. Y los uruguayos nos quedamos con el parche y él con la plata.
El País Digital