Vergonzosa decisión

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Javier García
Dicen que a partir de la reforma de la salud se consagró la igualdad, mentira. Queda a la vista que las desigualdades son cada vez más grandes, no se puede explicar que en el país del oficialismo “progresista” y las bondades del sistema, la mortalidad infantil crezca cuando más dinero se destina a la salud pública.
Baja la pobreza, baja la indigencia, la economía anda bien, pero mueren más niños antes de su primer año. En Uruguay cada vez nacen menos chiquilines, pero desgraciadamente el año pasado fallecieron más. ¿Algo pasa no? Se destinan más recursos para la salud, pero los resultados son peores. ¿Esa es la exitosa reforma? Cuando esta semana dimos a conocer en el Parlamento los resultados de la Auditoría Interna de la Nación que investigó los recursos de ASSE destinados a sueldos, concluyó que faltaba mucho dinero que no se sabía dónde estaba. Fondos millonarios de todos los uruguayos destinados a la salud pública están perdidos, el auditor no los encuentra en el mar de irregularidades de la gestión y administración de ASSE. Para tapar ese enorme agujero negro ahora el gobierno pide 35 millones de dólares más. No sabemos dónde están los anteriores y se piden más. ¿Cómo sabremos que éstos van a dónde se dicen que van? Plata desaparecida, crisis de gestión con hospitales sin especialistas en gran parte del interior y aquí desbordados y policlínicas donde no hay médicos, y todo ello con el mayor presupuesto para atenderlos que se conozca. ¿A dónde fue el dinero? ¿En qué se usa?
Por si fuera poco este emparejamiento de salud hacia abajo que significó la reforma sanitaria, con mutualistas también con malos servicios y desbordadas, ahora el MSP consagra la desigualdad más grande que se conozca. Les niega a la inmensa mayoría de las niñas y adolescentes uruguayas la posibilidad de contar con la vacuna que previene el Cáncer de Cuello de Útero, que mata a 140 compatriotas por año. La vacuna contra el HPV cuesta aproximadamente 500 dólares. Es decir que los que tienen plata pueden comprar la vacuna que previene el cáncer, y la inmensa mayoría que no la tiene se queda sin ella. Esto es la injusticia y la vergüenza más grande que se conozca. Los progresistas de papel mojado que se llenan la boca con la igualdad son los que en contra de toda la opinión científica y académica nacional y mundial le niegan a las familias trabajadoras que no tienen esa plata una herramienta fundamental para defender su salud y su vida. ¿Dónde está el progresismo? Esos burócratas que ganan buenos sueldos y que le niegan esta posibilidad a la mayoría, ¿con su familia también actúan igual?
Suponemos, aunque no lo dicen, que no debe ser por dinero que lo niegan. Si fuera así sería, además, indecente. Hay que tapar un agujero negro de plata desaparecida en ASSE con plata que sale del bolsillo de los mismos hogares uruguayos donde viven las niñas a quienes se les niega este derecho a la salud y a defender su vida.
No hay que marearse con eslóganes ni con discursos que por tanto repetirse parecen verdad. Si se quiere la justicia y la equidad en algo tan serio como la salud, hay que actuar en consecuencia. Esta decisión de negar la vacuna del HPV gratuitamente es una irresponsabilidad y discrimina por la plata, el que puede tiene suerte y el que no, la mayoría, se embroma.
Tenemos un ministro de Salud comunista, salvajemente capitalista.