Lengua catalana

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Quienes pretendían imponer el uso obligatorio de una lengua (la catalana sobre el español) han perdido una batalla aunque pretenden disfrazarla de triunfo.
El Tribunal Supremo (TS) reconoce en una nueva sentencia el derecho de los alumnos que lo pidan a recibir sus clases en castellano y catalán.
En marzo de 1012, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña dio un ultimátum de dos meses a la Generalitat para implantar el castellano como lengua vehicular en las escuelas, en ejecución de una sentencia del propio Tribunal Supremo (TS).
¿Cómo es posible que una familia deba pedir a un tribunal que se le permita a sus hijos la escolarización en castellano cuando debería ser de libre elección? Esa imposición es propia de una dictadura, no de un gobierno que se dice democrático.
También la sala contencioso-administrativa del TSJC advirtió a la Generalitat de que no había ejecutado debidamente la resolución del Supremo, por lo que instó a que se adoptaran las medidas para que el castellano sea lengua vehicular en el caso de las familias recurrentes, “reconociéndose en tal sentido su situación jurídica individualizada”.
Con la actitud radical y totalitaria de rechazar todo lo que sea español, donde la sinrazón impera contra todo lo establecido, no explican cómo hará un egresado de la educación catalana, tratando de moverse fuera de Cataluña hablando en esa lengua minoritaria para comunicarse que el resto del mundo en un idioma que por más viejo que sea, los extranjeros no tienen la obligación de conocer.
¿En qué lengua se relacionará un catalán en Latinoamérica? ¿Exigirán que les pongan traductores? No, de ninguna manera, allí en América Latina tendrán que adaptarse al español. En América no valen los caprichos independentistas de un pequeño pedazo de España, es más ni les tienen en cuenta en ese sentido.
Menuda sorpresa se llevarán cuando aparezcan con exigencias idiomáticas fuera del suelo catalán; allí tendrán que hablar en español, les guste o no.
En Latinoamérica les parecerá improcedente recibir una carta de negocios escrita en catalán y enviada desde Barcelona. Las cartas irán, me atrevo a decirlo, en español