El Papa Francisco logró en pocas horas que el gobierno de Cristina Kirchner, ante el avance de la espontánea y masiva aceptación del mundo a la figura del nuevo Santo Padre, tuviera que detener los infames ataques programados desde el oficialismo y sus laderos.
Como si se tratara de un milagro divino, en pocas horas los personajes más radicales que rodean a la mandataria, pasaron del ataque feroz a Bergoglio, a los más encendidos elogios al Papa argentino.
La orden que vino de arriba
Aclaremos: la orden que vino de arriba no provino de los cielos, sino del gobierno argentino que ordenó a sus fieles seguidores, cesar inmediatamente los ataques al Santo Padre.
El piquetero oficialista Luis D’Elia que dijo: “Francisco es a América Latina lo que Juan Pablo II fue a la Unión Soviética, el nuevo intento del imperio por destruir la unidad latinoamericana”. Pocas horas después cambió el discurso y por obra del superior gobierno expresó en Twitter: “FRANCISCO logrará terminar con esquema perverso de la CRISTIANDAD para volver al CRISTIANISMO de los primeros 3 siglos de la Iglesia”.
La ultra radical formación política “La Campora”, comandada por el hijo de la presidenta, Máximo Kirchner, también cambió de opinión respecto a Bergoglio. Según informó el diario Clarin, “Alejandro Salvatierra, un dirigente (de La Campora) que pasó de decir que la Argentina era “una joda porque festeja la elección de un papa que tuvo un rol protagónico en la dictadura” a sostener, ayer, que la asunción de Francisco era “una alegría para el pueblo”.
Desde Roma la presidenta que en catorce ocasiones le negó una audiencia en Buenos Aires cuando Bergoglio era cardenal, explicó que otro tema de conversación durante el almuerzo a solas con el Papa en la residencia Santa Marta, fueron temas que “él siempre se interesó y nosotros también, porque son puntales en política en materia laboral: la trata de persona en general y especialmente la esclavitud. Le expliqué la política que desarrollamos; somos querellantes en muchas causas de trabajo esclavo. Hay una gran compromiso de Francisco en la lucha contra el trabajo esclavo y trata de personal con la cual nos sentimientos absolutamente identificados”.
Guillermo Moreno, Secretario de Comercio Interior de la Argentina, un polémico funcionario que defiende a capa y espada al gobierno, ordenó confeccionar banners con la cara de Francisco y el logo del Mercado Central, uno de sus bunkers políticos: “Francisco. La comunidad del Mercado Central te saluda y ruega por vos”, dice el impreso. También en un acto, pidió “un aplauso para el Papa argentino”.
Indudablemente que el kirchnerismo quedó descolocado ante el nombramiento del Papa argentino, con el que el gobierno nunca tuvo buenas relaciones por las críticas justas de Bergoglio a las deficientes políticas sociales del matrimonio K.
La último jugada sucia del oficialismo fue enviar cartas a los cardenales electores en el Vaticano, intentando desprestigiar a Bergoglio para que no le eligieran, pero en eso también fracasaron.
Hoy Jorge Mario Bergoglio es el Papa Francisco y el gobierno argentino, al igual que un panqueque, se ha dado vuelta en el aire.
Un editorial es eso, la opinión del medio que lo publica. El editorial de un periódico es el punto de vista de ese medio con respecto a un tema, es decir, la postura frente a un hecho.
Este medio se caracteriza por reflejar la verdad de los hechos, disfrazarlos o atenuarlos sería tomar partido por alguna de las partes y eso no sería ético. Aquí no hay toque personal, se publica fielmente lo que dicen los involucrados en el tema. La guerra no la hacemos nosotros, la hacen quienes se contradicen en sus propias declaraciones y que ellos asuman su responsabilidad. Ocultarlos y no opinar en un editorial sería negar la esencia misma del periodismo.
me gusta por ser el comentario impregnado de opiniones personales pero sin ingresar en el terreno tendencioso de la critica partidaria. Los hechos que se comentan ya solo dicen por si mismo y que cada cual que los lea saque sus conclusiones, porque,obvio, la tendencia está en cada lector.
Diria que es bastante obejetivo aunque nunca logremos despojarnos de ese toque personal que caracterisa a las personas y el periodista deberia mirar mas sobre este aspecto para que toda crónica no se tranforme en un toque de guerra y nos enfrentemos, para no dejar de lado lo que dijo este santo varón que es Francisco I: Amémonos mas, abracémonos más, no discutamos y no peleemos todos, sin encontrar las soluciones. Rodo
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