Eurovisión ya no es lo que era

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Si la canción “Only teardrops” (“Sólo lágrimas”) de Dinamarca que ganó el Festival de Eurovisión 2013, fue la mejor, uno tendría que pensar lo que serían las canciones que perdieron. Nada que ver con lo que se vio y escuchó en una noche para el olvido, porque, vale decirlo, sobre gustos no hay nada escrito.
Que Eurovisión ya no es lo que era, no hay dudas. El festival es algo insípido y sin sorpresas. Conocer las canciones de cada país con anticipación le quita interés y emoción. Los temas de Armenia y Lituania, por ejemplo, pocos pueden explicarse como llegaron a quedar clasificados para la final.
Además ya nadie impulsa su carrera a futuro si gana el alicaído festival de Eurovisión. Venden miles de CD con el tema ganador pero después pasan al ostracismo y en la mayoría de los casos jamás vuelven a figurar en los primeros puestos de ventas, así presenten nuevas canciones.
Lo de España ya es previsible cada año porque no acierta con la canción a presentar y ya ha probado de todo. Muchos dicen que no se atreve a innovar, cosa que ya han hecho otros países que han logrado mejores resultados en los últimos años.
Si bien El Sueño de Morfeo con su tema “Contigo hasta el final”, estaba para mucho más y no quedar en el lugar 25 entre 26, el público europeo no le acompañó con su voto.
Lo que si queda claro este año es que “Only teardrops” (“Sólo lágrimas”), cantada por Emmelie de Forest de Dinamarca, no es de ninguna manera la mejor canción de Eurovisión 2013. Muy superiores, a nuestro entender, fueron el tema “Gravity” de la cantante Zlata Ognevich representando a Ucrania, o la de Noruega, “I feed you my love” (“Te alimento con mi amor”), interpretada por Margaret Berger; sin olvidar “Hold me” (“Abrázame”) de Azerbaiyán, muy bien defendida por Farid Mammadov, que quedó en el segundo lugar.