El Juez Letrado de 1º Instancia en lo Penal de 21º Turno de Montevideo procesó con prisión a un docente que cumplía actividades honorarias en el Liceo nº 21 al frente de un club de ciencias, presumiéndose que ejerció reiteradamente violencia privada sobre los adolescentes que reclutaba para integrarse al proyecto.
Con la excusa de ejercer su actividad educativa esta persona dividía a sus alumnos en dos grupos: los “indeseables” y los “preferidos”. En los hechos generaba un clima de violencia moral, favoreciendo al grupo de los “preferidos” en relación con los “indeseables”, ridiculizándolos en forma permanente u ordenando que alguno de los que integraba el primer grupo agrediera a un integrante del segundo.
El juez expresó en su fallo que atendiendo a “la corta edad de los alumnos, el hecho de que el sospechado fuera un profesor, así como las entregas de dinero que luego les reclamaba mandándoles mensajes donde establecía la deuda de cada miembro que quería abandonar el grupo” hacen presumir que “se cumplen las referencias de tipo de la violencia privada”.
El magistrado dispuso prisión preventiva habida cuenta de la gravedad de la conducta desplegada por el docente (art. 2º ley 17.726). Además, ordenó periciarlo psiquiátricamente, comisionando la tarea al Instituto Técnico Forense.
Como una secta
El profesor se fue con sus alumnos al balneario Atlántida en Uruguay, con todos los gastos pagados por el procesado, entre el 5 y 7 de diciembre del 2012. Allí, supuestamente iban a realizar actividades educativas, pero generaba un clima de “violencia moral”, indica el auto de procesamiento, que, entre otras cosas, eran: “atar a alguno de ellos a un árbol con la boca tapada, colocarle un sapo en una mochila a otro, servirle a un adolescente un trozo de torta echada a perder, ridiculizarlos, ponerles nombres de animales, ordenar que determinado muchacho empujara a otro, siempre con la prevalencia de los favoritos sobre los indeseables”.
Tenía una cuenta en Facebook donde entablaba dialogos con sus alumnos y les amenazaba cuando querían salir del grupo diciéndoles que serían embargados.