Compañero Rockefeller

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Javier García
Javier García
Está bueno esto de proclamarse antiglobalizador, sureño, y anti consumista por la mañana y de tarde andar mateando para la foto con los prohombres de la globalización, los que promueven el consumo más desenfrenado y mercantil y lo hacen desde el norte.
Es una contradicción bien mujiquista. Sólo la puede hacer él porque desde el norte lo ven como una especie de Robin Hood latinoamericano. Los grandes capitalistas del mundo evaden sus pecados aplaudiendo ciertas excentricidades de aquellos que no le ponen en riesgo sus ganancias. Es notable ser capitalista extremo, vivir del mundo especulativo y las finanzas y financiar políticas y campañas “progresistas” en Uruguay.
Se abrazan de un discurso seudo- progresista en el sur y amasan sus ganancias desde el norte. Y desde aquí el presidente hace discursos contra ellos pero luego utiliza sus apoyos para llevar adelante políticas como la legalización de la marihuana que sirven a esos capitalistas para hacer otros nuevos discursos con aroma compañero. Es particular esta asociación entre quienes dicen estar en las antípodas pero se aplauden mutuamente.
Lo de Mujica en la ONU, su discurso, fue absolutamente intrascendente. Un cúmulo de lugares comunes, aburrido y sin que luego de pasado el cernidor quedara nada. Es obvio que decir “viva la vida” es compartible, pero no es agregar mucho. Desde las oficinas de gobierno en las horas previas se quiso dar la sensación que el mundo se iba a paralizar para escucharlo. Aquí los informativos dedicaron sus espacios para difundir algo que solo con enorme disciplina se podía aguantar. La sala de ese mundo que supuestamente estaba expectante en la ONU, estaba casi vacía.
Lo llamativo no fue el discurso, sino la tremenda barbaridad presidencial de aceptar frente a los poderosos de las finanzas mundiales que vamos a ser el laboratorio del mundo legalizando la marihuana. Cómo habrán cambiado las cosas que aquellos con los que Mujica tomó mate no hubieran pasado, en otros tiempos, el prólogo de las “Venas abiertas de América Latina”. Alguno de ellos financió la publicidad para apoyar la ley del gobierno de legalización de la marihuana. Antes eran parte de un consorcio de explotadores planetarios, ahora financian políticas “progresistas”. En verdad es lo mismo que antes, financian experimentos peligrosos. La diferencia es que ahora en vez de llenar muros con sus nombres pintados la izquierda toma mate y acepta elogios y dinero que apoyan sus políticas.
Mientras frente al mundo el presidente dedicó un inocuo discurso que puede embelesar solo a un distraído, acá se conocen las tristes cifras de un gobierno que dice preocuparse de cosas profundas, la vida y los valores en las personas, pero no logra que pese a la bonanza económica sus hijos tengan una educación digna, que enseñe, forme y trasmita valores, y el país que preside consolida la inequidad más grande que es que haya enseñanza de primera para quienes pueden pagarla y otra de segunda para la inmensa mayoría. En el país de Mujica que habla de igualdad y contra el consumismo aumentó la distancia entre los que más pueden y los que menos tienen y su gobierno lo dejará más desigual y más injusto. Lo de la ONU fue un chasco y lo de Soros y Rockefeller un chiste.
Antes la izquierda hablaba de valores y los ejercía, ahora habla pero termina ofreciéndose de laboratorio barato para los poderosos.