CEPAL advierte nuevos desafíos en la relación entre la Unión Europea y América Latina

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La secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena (UN Photo/Kim Haughton)
La secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena (UN Photo/Kim Haughton)
La revolución tecnológica, la globalización de los patrones de consumo, la organización de la economía mundial en grandes bloques y la presión progresiva sobre el medio ambiente plantean nuevos desafíos a la relación entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe.
Un informe especial de la Comisión Económica de la ONU para la región (CEPAL) señaló, no obstante que este dinámico escenario internacional también supone nuevas oportunidades para el intercambio entre esos bloques.
La publicación fue preparada para la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión Europea (UE), que tendrá lugar en Bruselas el 10 y 11 de junio de 2015.
El documento presenta las realidades económica y social de ambas regiones con el fin de profundizar el diálogo y buscar puntos comunes para avanzar hacia el desarrollo sostenible y equitativo.
La secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, afirmó en el prólogo del estudio que el diálogo político entre las regiones puede fomentar la innovación para el crecimiento sostenible, asegurar una educación de calidad para todos, garantizar la seguridad y combatir el cambio climático.
Entre los cambios registrados en los últimos años, el informe cita que entre 2003 y 2014, los países latinoamericanos y caribeños crecieron a tasas superiores a las de los países de la Unión Europea, impulsados por el auge del ciclo de precios de exportación de numerosos productos básicos y sus derivados. Agrega, sin embargo, que las perspectivas de desaceleración del comercio internacional apuntan a un menor crecimiento entre 2015 y 2017, por lo que no se acortarían las brechas de ingreso por habitante con los países de la Unión Europea.
Subraya también que la reducción de la pobreza en América Latina –que alcanzaba a casi 44% de los habitantes en 2002 y llegó a 28% en 2014– permitió el surgimiento de amplios sectores de nuevas capas medias, con sus consiguientes impactos económicos y sociales. Hoy este sector ya representa 34% de la población y a él se incorporaron 82 millones de personas entre 2000 y 2014.