El vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, afirmó que el gobierno de Evo Morales no tocará temas políticos con el papa Francisco, en su próxima visita al país altiplánico, ya que su viaje responde a temas de carácter espiritual para los bolivianos por ende no se mezclarán las cosas.
“Nosotros no vamos a mezclar los temas de carácter político con los temas pastorales, espirituales y religiosos, esa es una posición firme del gobierno boliviano”, aseguró.
Las declaraciones las realizó el representante del gobierno boliviano al entregar una conferencia de prensa a los medios chilenos, producto de su visita a este país, donde se reunió con representantes del sector académico como respuesta a las invitaciones realizadas por la Universidad de Chile y la Universidad Alberto Hurtado.
En este contexto abogó por que los ciudadanos chilenos visiten Bolivia para compartir junto al papa y vivir una gran fiesta católica en medio de la hermandad latinoamericana, al tiempo de destacar que la visita de Francisco I representa un rencuentro espiritual para todos los ciudadanos y un gran momento para el mundo católico.
Demanda marítima contra Chile
Por otra parte explicó que la intención de Bolivia al presentar ante la Corte Internacional de La Haya la demanda marítima fue la de resarcir una injusticia histórica e integrarse al mismo pueblo chileno, ya que poseen muchos aspectos en común y se cuenta con un porvenir fructífero.
“Lo que quiere Bolivia es reparar esta injustica, tener una salida soberana al océanos Pacífico e integrarse de mejor y de manera plena con el propio pueblo chileno. Nuestra mirada y nuestro reclamo no es para aislarnos, enfrentarnos o agredirlos; simplemente es para resolver un tema de injusticia y encontrar las mejores vías para que, cerrando la herida que nos ha separado por más de cien años, nuestros pueblos se rencuentren”, dijo.
Ante esto argumentó que ambas naciones son el puente necesario entre la economía pujante de Asia y la economía latinoamericana. Asimismo poseen muchos recursos naturales y una población joven que tiene la obligación de rencontrarse para construir el destino del siglo XXI.