La vida de la poetisa uruguaya Juana de Ibarbourou será llevada al cine por el director argentino Marcos Carnevale con el título de “Juana de América”.
La película se basará en el libro “Al encuentro de las Tres Marías” del escritor y periodista uruguayo Diego Fischer, una biografía novelada publicada en 2008.
El proyecto, una coproducción uruguayo-argentina, será lanzado oficialmente en septiembre sobre un guión de Carnevale en el que colaborará Fischer, y su estreno internacional en la gran pantalla está previsto para mayo de 2017.
En el marco de esta coproducción es que el film contará con actrices de ambas márgenes del río; la uruguaya Natalia Oreiro, interpretará a Ibarbourou en sus años de juventud y la argentina Norma Aleandro, dará vida al tiempo de madurez de la poetisa.
Juana Fernández Morales, nació el 8 de marzo de 1892 en Melo, departamento de Cerro Largo, vivió y publicó sus primeros poemas en un diario local hasta los 18 años. Al casarse con Lucas Ibarbourou, Capitán del Ejército, adopta su apellido y se muda a Montevideo, donde escribe y publica sus primeros libros: Las lenguas de diamante, El cántaro fresco y Raíz salvaje.
El desamor y la violencia doméstica, ejercida por su marido y luego por su hijo; las ganas de vivir y de morir; la felicidad y la angustia; y las inyecciones de morfina están presentes en la obra de la poetisa, cuyo reconocimiento traspasó fronteras. Al consagrar su carrera con la proclamación de “Juana de América” en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo de Montevideo en 1929, una distinción impulsada por estudiantes universitarios y jóvenes poetas.
Reconocida por sus pares, de la talla de Pablo Neruda, Juan Ramón Jiménez o Federico García Lorca, quien la visitó en repetidas ocasiones durante su estancia en Montevideo en 1934.
Murió el 15 de julio de 1979 en la penuria económica pero con honras fúnebres de ministro de Estado. Convirtiéndose en la primera mujer del Uruguay a la que se le otorgó tal distinción. Una vida plagada de luces y sombras, de reconocimientos y olvidos, será llevada a la gran pantalla; una oportunidad de apreciar su sensibilidad y comprender más al ser humano que Juana siempre fue, más allá, de los oropeles visibles extramuros de su vida.
Autorromance de Juanita Fernández (1955)
Por quietas calles andaba
Juanita Fernández, que era
Muchacha como de pájaros
Y naranjas y colmenas.
Nadie veía su guardia
Callada, de serafines.
Nadie veía en sus sienes,
Invisible, el arco iris.
Nadie, ni padre, ni madre,
Ni parientes, ni padrinos,
Sabían que a aquella niña
La había marcado el Destino.
“Que inteligente Juanita!
Que fina piel de duraznos!
Que dos ojos de lucero,
en un cielo de verano!”
Y andaba Juanita, andaba,
Con sus muñecas, su perro
Tilo y sus libros de estudio
Por las callejas del pueblo.
Andaba Juanita, andaba,
Con un ángel de custodia,
Y su pobreza tan rica
Y sus ensueños de novia.
Primero, novia del aire,
Y después de un capitán.
Andaba Juanita, andaba,
Y era rica mas y mas.
Que importan la casa pobre,
Los vestidos de algodones,
Los zapatitos de cuero,
La blusa sin prendedores?
Veinte años casi sin crónica
Con solo el hijo y la paz
De sus versos y sus flores
De alambres y de cambray.
Alegre, tierna y callada,
Amante y sin ambición,
gorjeaba en cantos y canto
De vida y callado amor(…).