La instalación por el día de la ferias en los barrios, está debidamente ordenada por las intendencias municipales y son para clientes mañaneros que pueden recorrerlas desde horas muy tempranas, hasta las 13,30 aproximadamente.
Allí mezclados, aparecen vendedores de ropa de segunda o tercera mano, zapatos, repuestos de autos-según la zona- hasta vestimenta nueva de todo tipo, principalmente deportiva.
Pero lo interesante para muchos vecinos, es el trato y la conversación con los feriantes, ya conocidos por los años de relación comercial y de confianza.
En la mayoría de los casos, los precios son el principal atractivo para los compradores. Mercadería de buena calidad, es generalmente más barata que la que se expende en los grandes comercios.
En la parte de quesos y productos de granja e instalado cada día en distintas ferias barriales, aparece Bruno, que ha estrenado un nuevo carro, con aire acondicionado y baño. Su propietario nos cuenta del trabajo sacrificado que desarrolla cada semana, pero cuenta con el acompañamiento de Lucía y Carolina, dos colaboradores que ya conocen lo que quieren los clientes de tantos años y eso simplifica la labor.
Así, las ferias de los barrios, cumplen un servicio necesario y a la vez imprescindible a la hora de minimizar los costos de la canasta familiar de los compradores, quienes el día de feria, compran los artículos para toda la semana.
Opinión
