La izquierda de Brasil no es muy diferente a la de otros países sudamericanos, firme azote contra la corrupción de otros partidos, es benevolente con los casos propios aunque las pruebas sean concluyentes como en el juicio que se lleva a cabo contra el expresidente Lula da Silva.
El exmandatario, tiene varias causas judiciales por corrupción, además de esta por la que se ha ratificado la condena y aumentado la pena de prisión a 12 años, en la causa del soborno donde Lula recibió un apartamento triplex en el Condominio Solaris, en Guarujá, en São Paulo, en pago por dar contratos de Petrobras a la empresa OAS.
La Justicia valoró las investigaciones y con las pruebas condenó al ex jefe de Estado brasileño.
Si las mismas acusaciones se le hicieran a un político de otro partido, la izquierda estaría pidiendo a los jueces que condenaran sin dilaciones, pero como el delito es propio, los magistrados son “cómplices” de una infamia.
El Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, que integran Lula y Dilma Rousseff, expresa que “El resultado del juicio con los votos claramente combinados de los tres magistrados configura una farsa judicial”. Típica respuesta, aunque digan que siempre se deben respetar las decisiones de la Justicia.
Pero no solo la izquierda brasileña se rasga las vestiduras, diciendo que son víctimas de un complot de la derecha, personajes autoritarios y muy cuestionados luego de sus mandatos presidenciales en sus respectivos países, se solidarizan con Lula y algunos nombres, no se sabe si lo ayudan o en realidad lo hunden.
Basta ver los nombres de los apoyos solidarios para darse cuenta que la izquierda siempre perdona un arrebato de corrupción: Cristina Kirchner de Argentina, José Mujica de Uruguay, Rafael Correa de Ecuador y a ellos se une Ernesto Samper de Colombia, el mismo que un día reconoció que su campaña presidencial estuvo financiada por el narcotráfico, pero que él no lo sabía.
Para ser claros: “Dime con quién andas y te diré quien eres”.
Y por si esto fuera poco el sindicato de izquierdas uruguayo Pit-Cnt, envió a Brasil una nutrida delegación en apoyo del compañero Lula., pero ninguno apareció en la protesta de los productores agropecuarios de Uruguay, que están pidiendo al gobierno -también de izquierda- que se baje el gasto público y los impuestos.
Por su parte el dirigente sindical uruguayo Richard Reed, dijo que:
Hay una delegación numerosa que va a concurrir. Lo que nosotros manifestamos en nombre de la FOEB es que nosotros no vamos a ir y que no estamos de acuerdo en que el Secretariado del PIT-CNT concurra, porque es una pérdida de independencia que se apoye a un político. Cualquiera tiene la legitimidad de ir, pero me parece saludable y sano que no vayan como PIT-CNT.
Tenemos un discurso de no injerencia. Cualquier compañero tiene el derecho a ir, incluso a nombre de su gremio, pero que no vayan a nombre del PIT-CNT es importante.
Brasil tiene un problema grande que es de la corrupción. Y no es un cuento: es un problema real. Eso ha generado una situación de crisis en cuanto a la credibilidad del sistema político, algo que vive toda América Latina.