La crisis que hoy vive España por la sentencia de la Justicia sobre el caso Gürtel, que además ha condenado al Partido Popular como beneficiario de este “sistema de corrupción institucional”, desnuda las incongruencias de una situación que podría llevar al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez a presidir el Gobierno español en forma transitoria.
Pero lo insólito de todo esto es que el PSOE, al igual que el PP, está cercado por actos de dirigentes corruptos, lo que equivaldría, de prosperar la moción de censura presentada por los socialistas, de cambiar una corrupción por otra. Así de claro y sin subterfugios.
Lo grave es que Pedro Sánchez sigue viviendo en un mundo irreal, donde ni él mismo se reconoce y no recuerda que por su forma de actuar, insegura e irrelevante, es el “académico en derrotas” que se ha cargado al partido llevándole a los mayores fracasos en dos elecciones generales consecutivas y dejando a los socialistas con tan solo 84 escaños en el Congreso de los Diputados. ¿Esto no es un fracaso?.
Por si fuera poco, hoy señala: “Por eso, no solamente porque somos la segunda fuerza parlamentaria en el Congreso de los Diputados, sino porque somos nosotros los principales damnificados del cuestionamiento en los partidos políticos, en la ejemplaridad de los cargos públicos, ante casos de corrupción que no nos afectan pero afectan a otros partidos políticos -en este caso, al Partido Popular-, es evidente que el Partido Socialista lo único que podía hacer era presentar una moción de censura ante la irresponsabilidad del Partido Popular y de Mariano Rajoy”.
Sánchez señala: “ante casos de corrupción que no nos afectan pero afectan a otros partidos políticos”, se olvida del caso Marea, la mayor trama de corrupción de los socialistas en Asturias, que llevó a la condena y a la cárcel a altos cargos del gobierno regional. Se olvida del caso de los EREs de Andalucía, donde dos expresidentes de la Junta andaluza, Griñán y Chaves, han sido procesados. Y ni habla que la Justicia investiga en Valencia al PSPV y al Bloc por la supuesta financiación ilegal de la campaña de las autonómicas de 2007, a las que concurrieron Joan Ignasi Pla y el actual presidente de las Cortes, Enric Morera. Todo esto cuando Zapatero presidía el Gobierno de España e incluye la investigación de varias facturas pertenecientes a tres actos organizados por los socialistas valencianos en los que participó el expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
Este caso para muchos es ya el “Gürtel valenciano” del PSOE, por las similitudes que tendría con la trama que salpica al PP.
Entonces la pregunta surge sola: ¿Cómo puede Pedro Sánchez hablar de regeneración y cambio cuándo su partido también está cercado por la corrupción?