Uruguay, la historia reciente y la vereda de enfrente

Desde el principio conviene aclarar que los tupamaros no surgieron para combatir la dictadura militar (1973-1985) porque los robos, homicidios y secuestros de los guerrilleros uruguayos comenzaron en 1962, cuando Uruguay vivía bajo gobiernos democráticos elegidos en las urnas por el voto popular - el golpe de Estado de los militares se produjo en 1973

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La historia reciente en Uruguay no está exenta de polémicas que mantienen a dos grandes posiciones antagónicas en casi constante discusión.

Desde la izquierda se trata de denunciar un pasado cercano donde se habla constantemente del “terrorismo de Estado”, de los militares de la dictadura y del otro lado  surgen voces, muchas, en contra del accionar de una guerrilla tupamara que también ocasionó la muerte de inocentes.

Desde el principio conviene aclarar que los tupamaros no surgieron para combatir la dictadura militar (1973-1985) porque los robos, homicidios y secuestros de los guerrilleros uruguayos comenzaron en 1962, cuando el pequeño país sudamericano vivía bajo gobiernos democráticos elegidos en las urnas por el voto popular y que el golpe de Estado militar en 1973, llegó como consecuencia de las acciones de la guerrilla subversiva.

Entonces, sin entrar en la teoría de los “dos demonios”, debe quedar claro que los tupamaros no fueron nunca los “héroes románticos” que el autobombo pretendió instalar en la mente de la gente y que cuando se produce el Golpe de Estado en 1973, la mayoría de los guerrilleros ya estaban en la cárcel.

Las primeras víctimas civiles de la sedición en democracia

Serafín Billoto Tamaneo, por participar en un acto de repudio contra la revolución comunista de Cuba. – 10/01/61

Oscar Alonso Pombo, obrero, por no acatar un paro del Sindicato Tabacalero. – 1/02/61

Dora Isabel López de Oricchio, estudiante de enfermería, muerta por un grupo liderado por Raúl Sendic en el asalto e incendio a la Confederación Sindical del Uruguay por discrepancias con la firma de un convenio. – 05/05/62

Carlos Burgueño Rodríguez, un civil que estaba en una parada de ómnibus en la Toma de la ciudad de Pando por parte de los tupamaros. – 08/10/69

Juan Andrés Bentancur Carrión, sereno de la fábrica Niboplast, asesinado al dar aviso a la policía del robo en dicha empresa. – 22/06/71

Alfonso Zapicán Arhancet Garcés, chico de 15 años que tras tirar pintura a un local del Frente Amplio fue perseguido, brutalmente golpeado y muerto de un disparo.– 7/08/71

Pascasio Báez Mena un peón rural que mientras buscaba un caballo perdido en un campo, descubrió un escondite de los tupamaros, quienes lo detuvieron y asesinaron con un inyección de pentotal por un comando de los terroristas integrado entre otros por el “científico” Henry Engler.  – 29/12/71

Aurora Rodríguez de Abreu Fallece a consecuencia de las heridas recibidas el 15/06/72 cuando se produce un atentado en la Estancia “El Tropezón.

Vicente Oroza García, chófer de ómnibus, asesinado por los sediciosos Luis Alberto Estradet Cabrera y Antonio Mas Mas, con tres balazos en la espalda al negarse a emprender marcha del vehículo para darse a la fuga. – 28/06/72

Pero hubo muchos más asesinados por los tupamaros entre las fuerzas del orden, reitero, en años en que Uruguay vivía en democracia. (Ver listado de los asesinatos) 

Entonces hoy, un grupo de “ex presos políticos” de izquierda y el Frente Amplio, reclamaron que se quitara de una sala policial la placa de homenaje al primer jefe de la unidad de Información e Inteligencia, Inspector Víctor Castiglioni por considerar que habría intervenido en actos que lesionan los derechos humanos. La placa fue retirada.

Pues bien, con el mismo derecho que le asiste a un colectivo de pedir el retiro de un reconocimiento que ofende, otro enorme sector de los uruguayos no tiene porque admitir que se le haga -por parte de la izquierda y del gobierno pasado del FA- un monumento a un líder de los tupamaros como Raúl Sendic (padre), que en épocas de democracia se levantó en armas en contra de la Constitución, siendo cómplice de la muerte de ciudadanos inocentes.

Tampoco se entiende que un salón de actos de la Facultad de Arquitectura en Montevideo lleve el nombre de Ernesto ‘Che’ Guevara y que la colectividad LGBT no haya alzado su voz contra la homofobia del guerrillero argentino, cuyo odio implacable contra los homosexuales lo llevó -con autorización de Fidel Castro – a condenarlos a trabajos forzados “para curarlos” en Cuba. Los confinó en un campo de concentración en la isla y en el portón de entrada hizo colocar un enorme cartel con la frase: “El trabajo os hará hombres”.

*Los columnistas y colaboradores escriben a título personal y las opiniones vertidas en este medio, no reflejan necesariamente la línea editorial del periódico