Jorge Arreaza, tiene como único antecedente para ocupar el cargo de canciller del chavismo el haber sido el yerno de Hugo Chávez y poco más. Desaparecido el padre de su esposa, optó por el camino de la obsecuencia al tirano que tomó el poder, Nicolás Maduro.
Con una elecciones claramente fraudulentas que los países del mundo rechazaron, Arreaza, pasó por varios cargos hasta llegar a ser canciller de la dictadura.
Prepotente y soberbio como su patrón, tiene quizás un poco más de lustre que el dictador y eso obra a su favor, aunque no entienda lo que significa ser el ministro de Exteriores de una nación.
Solo personajes como Victor Hugo Morales (declarado admirador del kirchnerismo) y Jorge Gestoso desde su espacio en el canal de la dictadura) pueden hablar bien de un régimen brutal como el chavista, (ambos vinculados a Telesur), pero también se sabe que ninguno de los dos “periodistas” tiene la capacidad de pesar en la opinión pública y solo son apoyos de entrecasa, sin ningún valor para el mundo libre.
Ahora Arreaza se siente agraviado por las palabras del canciller uruguayo Francisco Bustillo que como correspondía dijo fuerte y claro: “Venezuela es una dictadura” y el “soldadito de Maduro”, respondió con un tuit jocoso, pretendidamente “intelectual”:
“Bienvenido, Canciller Bustillo. Le sugiero refrescar sus amplios conocimientos sobre los principios del Derecho Internacional, estudiar el Derecho Constitucional de Venezuela y evitar ideologizar la política exterior de su país por afinidades. ¡Que vivan Bolívar y Artigas!”.
Lo cómico es que el chavista habla de “evitar ideologizar”, cuando es eso precisamente lo que hace el régimen que Arreaza representa.
En fin, remitámonos al título de este artículo porque es un “soldadito”; le falta altura en todos los sentidos, para ser soldado.