Alicia Bárcena utiliza su cargo en la Cepal para hacer proselitismo político en la región

Alicia Bárcena no ha dudado en intervenir como moderadora en encuentros virtuales del llamado Grupo de Puebla, un colectivo cuya ideología al extremo, no admite otras opiniones que no sean las que provienen de la izquierda más radical del continente: ¿Qué dice la ONU sobre esto?

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Alicia Bárcena - Foto Cepal

La mexicana Alicia Bárcena lleva más de 9 años al frente de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), un organismo dependiente de la ONU y es hora del lógico recambio que dará transparencia a una comisión internacional que no debe ser manejado sobre la base de conceptos ideológicos.

Nunca es bueno que los funcionarios de organismos internacionales se eternicen en el poder y más cuando hacen ostentación de su ideología, sea cual sea, porque la titular de la Cepal, no oculta su simpatía por la dictadura de La Habana y se presta a aparecer en grupos de izquierda como moderadora, o como docente de cursos sobre política, cuando por su investidura, debería mantenerse neutral en su trabajo que involucra a países de distintos pensamientos ideológicos.

Cuando la muerte de Fidel Castro, la alta funcionaria de la Cepal escribió un tuit que luego debió borrar ante la avalancha de críticas:

El portal chileno El Periscopio hizo referencia a ese mensaje: “Polémica causó el tuit de la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, donde alababa a Fidel Castro tras su muerte, por lo que después debió borrar el comentario. “Se ha apagado la vida fecunda de un gigante. Abrazo fraterno a Raúl Castro y al pueblo cubano. Hasta la victoria siempre comandante #Granma”, fue su mensaje.

Uno de sus principales críticos fue el director para las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, quien en un inició manifestó: “Homenaje a Fidel Castro de la secretaria ejecutiva de la Cepal. No se puede creer”.

Bárcena no ha dudado en intervenir como moderadora en encuentros virtuales del llamado Grupo de Puebla, un colectivo cuya ideología al extremo, no admite otras opiniones que no sean las que provienen de la izquierda más radical del continente.

Entre varios de los fundadores del Grupo de Puebla, figuran Lula Da Silva (Brasil), Rafael Correa (Ecuador), Evo Morales (Bolivia), Dilma Rousseff (Brasil), Álvaro García Linera (Bolivia), Marco Enríquez Ominami (Chile), Alberto Fernández (Argentina), José Miguel Insulza (Chile), José Mujica (Uruguay), José Luis Rodríguez Zapatero (España), Daniel Martínez (Uruguay), Verónika Mendoza (Perú), Irene Montero (España), Ernesto Samper (Colombia), Rafael Michelini (Uruguay), Felipe Solá (Argentina), Mónica Xavier (Uruguay), Ricardo Patiño (Ecuador), Fernando Lugo (Paraguay), entre otros.

Recientemente,  la directora de la Cepal, Alicia Bárcena, intervino hasta el mes pasado en otro foro de izquierdas realizado por  la Escuela de Estudios Latinoamericanos y Globales – ELAG, colectivo ligado al Grupo de Puebla, donde Bárcena aparecía como docente de los cursos sobre “Estado, Política y Democracia en América Latina“, junto a otros “maestros” de la región, cuyo anuncio mostramos a continuación:

Lo que no suena creíble es que Bárcena asegure que Cuba está entre los países con menores índices de pobreza. Con tantas certezas que tiene la secretaria de la Cepal y firmeza para dar cifras, sería interesante que calcule por qué miles de cubanos se fueron a Uruguay huyendo de la pobreza y de la falta de libertades en la isla. Si en esto se equivoca, es muy factible que también sean erróneos los datos económicos sobre otros países, que anuncia desde la Cepal.

Bárcena no puede poner a Costa Rica y a Uruguay en la misma bolsa que Cuba; los dos primeros países nombrados eligen a sus autoridades en elecciones libres y en la isla la democracia no existe.

Por otra parte, el numeral 9 de las Normas de conducta de la administración pública internacional  de la ONU, expresa:

La imparcialidad implica tolerancia y circunspección, en particular en relación con
las convicciones políticas o religiosas. Si bien sus opiniones personales son inviolables,
los funcionarios públicos internacionales no disfrutan de la libertad que tienen los
particulares para “tomar partido” o expresar públicamente sus convicciones sobre
cuestiones controvertidas, ya sea a título individual o como parte de un grupo, por
cualquier medio que sea. Esto puede querer decir que, en ciertas situaciones, las opiniones
personales solo deberán expresarse con tacto y discreción.

La ONU tiene la última palabra.

Los columnistas y colaboradores escriben a título personal y las opiniones vertidas en este medio, no reflejan necesariamente la línea editorial del periódico.