Tomás Gimeno, el “monstruo de Tenerife”, padre de las niñas Anna y Olivia, quería hacerle creer a su expareja Beatriz que había secuestrado a sus hijas y se las había llevado fuera de España. El incalificable individuo que mató a las dos inocentes y las arrojó al mar, según el auto probado del juez, habló con quien era su actual pareja sentimental, de sus planes.
Según informó Antena 3, Gimeno salía en la actualidad con la directora de un centro de idiomas al que acudía a clases de alemán su hija Olivia. Esa misma tarde llevó a la pequeña a clase y entregó a su pareja sentimental una caja. Le pidió que no la abriera hasta la madrugada pero esta lo hizo por la tarde. En la caja había dinero en efectivo y una carta en la que le contaba su intención de sacar a las niñas fuera del país.
A lo largo de la tarde noche habló con ella por teléfono. Esta le dijo que cómo iban a vivir las niñas sin su madre y Tomás le replicó que, aunque al principio les costaría, después se acostumbrarían. Poco después de esa conversación se perdió la señal del teléfono móvil de Tomás Gimeno.
En el análisis de Antena 3, quedó claro que la actual pareja de Tomás supo desde la tarde del 27 de abril que este padre tenía pensado no devolverle las hijas a su madre y no lo puso en conocimiento de las autoridades.
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