Los vecinos del exclusivo barrio Nordelta en Argentina se quejan de una invasión de cerca de 400 carpinchos, que vuelven al territorio que les pertenece desde hace miles de años.
Según relata la publicación National Geographic, el carpincho es el animal más amistoso del mundo que sirve de transporte para otras especies en el Amazonas.
Hace más de dos décadas su hábitat natural fue invadido por los humanos, con construcciones fastuosas que los desplazaron y hoy los carpinchos han vuelto a su lugar de origen a reclamar lo que es suyo.
La prestigiosa revista NG, expresa que Nordelta fue construida en uno de los humedales del río Paraná, uno de los más septentrionales de Argentina. Después del Amazonas, es el caudal más importante de América Latina. Como tal, es hogar a una amplia diversidad de animales de ecosistemas húmedos, que subsisten de los recursos disponibles desde hace millones de años.
National Geographic agrega que la especie pertenece a una familia de roedores latinoamericanos que, además de ser apacibles, se distinguen por ser particularmente amigables con otros animales. A pesar de ello, son muy territoriales: cuando ellos —o sus camaradas— se sienten amenazados, no dudan en dejar bien claro a quién le pertenece la tierra.
Ellos no son los invasores, los carpinchos de Nordelta, en la mirada de National Geographic: “Retoman el territorio que perdieron”.

Por su parte, Greenpeace ha explicado que las construcciones en los humedales han afectado el ecosistema perjudicando a la fauna autóctona:
Los carpinchos, como otras especies autóctonas del Delta, vieron modificado su hábitat por cambios profundos e irreversibles en él uso del suelo, lo que provocó que las funciones del humedal se vean afectadas. Esto promovió también una reducción de su hábitat y un desplazamiento forzoso.
–¿Sobre qué está construido el barrio y qué implica esto? ¿Hace cuánto tiempo que estas construcciones se apropiaron y avanzaron sobre el territorio?
Este, como otros proyectos inmobiliarios, está ubicado sobre humedales, particularmente sobre el Delta del Paraná. Según datos de Fundación Humedales, en 2018 ya había registradas 543 urbanizaciones construidas y proyectadas en el Delta del Paraná y en las planicies de inundación de los ríos y arroyos tributarios a este sistema.
-¿Cómo se relaciona con la Ley de Humedales que se está exigiendo?
La ley de Humedales va a brindar un marco normativo para poner un freno al avance de proyectos que se proyecten sobre el Delta.
Necesitamos una ley de humedales que contemple la realización de un inventario nacional de humedales, el aplazamiento de actividades económicas sobre humedales hasta que no se haya finalizado el inventario, la figura del delito penal con multas significativas para quienes cometan un daño en estos ecosistemas y a quienes inicien incendios intencionales, un ordenamiento de humedales, donde se incluyan zonas amarillas y rojas.
Las áreas amarillas permiten pequeñas actividades sustentables sobre los humedales y las rojas prohíben todo tipo de actividad económica y la dotación de recursos al poder ejecutivo para la correcta aplicación de la normativa, termina diciendo Greenpeace.
Por nuestra parte, decimos que los carpinchos tienen memoria, es su territorio el que ha sido invadido y es lógico que se le brinde protección. En medio de una Argentina sumida en protestas sociales, con manifestaciones en la calles de distintas ciudades, los animales tienen derecho a movilizarse en reclamo de sus derechos