Son conocidos como “estudiantes dinosaurios o eternos” por permanecer años en las universidades de Bolivia sin culminar una carrera, pero ganan sueldos como dirigentes.
Pero se destapó el escándalo en Bolivia que ha puesto en la mira la administración de la universidad pública. El negocio no era recibirse y obtener un diploma universitario, la cuestión era seguir siendo dirigente sindical de los estudiantes y percibir enormes sueldos.
Max Mendoza hasta hace poco era el máximo dirigente estudiantil de la universidad pública en Bolivia. Con 52 años, durante más de tres décadas como estudiante reprobó 200 materias y ganaba aproximadamente unos 3 mil dólares al mes, 10 veces el salario mínimo nacional.
Ahora es investigado por un daño económico al Estado de más de 250 mil dólares y está con detención preventiva.