Por los medios de prensa me he enterado de que el directorio de Canal 10 ha despedido a Humberto de Vargas, luego de 40 años de trabajo en ese medio de comunicación.
En el momento en que más necesitaba apoyo y comprensión decidieron soltarle la mano y dejarlo solo en medio de una crisis personal, donde era más necesario el respaldo y la comprensión, que las “decisiones puritanas” que hoy están fuera de lugar y que simplemente agravan la lamentable situación.
Humberto se equivocó, claro, pero está primero la parte humana de un hombre que estuvo ligado a esa empresa la mayor parte de su vida, que dejó el alma en su trabajo y fue la cara visible de ese medio durante muchos años y no merecía este lamentable final.
Estaba pidiendo ayuda en medio de la crisis que venía padeciendo y en lugar de arroparlo lo dejaron en soledad, más allá de que hubo compañeros y amigos personales – me consta – que se acercaron ha hablarle.
Claro que la actual dirigencia de Saeta, no es la misma que en el pasado hicieron grande al canal de televisión decano de Uruguay. Mucho más no se podía esperar.
Quiero creer que en esa misma línea de conducta moralista, Canal 10, pretendiendo dar un ejemplo a la sociedad, dejará de emitir entrevistas o notas en sus programas a personajes que han tenido problemas personales como el sindicalista que recibió una pena de la Justicia similar a De Vargas o al político que no pagaba sus aportes inmobiliarios o de cierto ex vicepresidente que debió renunciar luego de ser procesado, entre otros casos.