El miedo a volar – Cuento

No es de extrañar que los aviones hayan sido el escenario de cientos de películas de terror o acción, pues es un espacio que provoca la angustia que persiguen este tipo de historias. Los periodistas también prestan especial atención a los accidentes de aviación reales, provocando un miedo irracional, logrando un gran impacto.

0
1230
Mi amigo Eduardo, Top Gun uruguayo. Foto ICN Diario.

Por Fernando Portillo

Mi primer vuelo despertó en mi un temor irracional, pese a saber que es más probable sufrir un accidente fatal al viajar en coche que en avión

Los días previos al vuelo no pude dormir bien y creo que llegue a sufrir ataques de pánico y ansiedad, hecho que no confesé a nadie de mi entorno familiar ni laboral.

Debía viajar a la ciudad de Múnich en Alemania.

Busque información al respecto y connotados ¨chamanes¨ del aire aconsejaban tener contacto directo con el avión– imposible -, y que vuelos de manera gradual era la mejor manera de vencer el temor – estos pelotudos nunca tuvieron en cuenta a desgraciados como yo que nunca habíamos volado –

Esto que figuraba en un artículo especializado, para perder el miedo a volar es una joyita: ¨ No es de extrañar que los aviones hayan sido el escenario de cientos de películas de terror o acción, pues es un espacio que provoca la angustia que persiguen este tipo de historias. Los periodistas también prestan especial atención a los accidentes de aviación reales, provocando un miedo irracional, logrando un gran impacto ¨ – sin palabras, me ¨aguante en el molde¨ con la búsqueda de información << continué aterrorizado >> -.

Un día antes del vuelo, le comenté a mi amigo Eduardo que es piloto de la Fuerza Aérea mis temores, era la persona indicada e idónea – pensé -, me dijo que no me preocupara, que me iba a dar diez puntos por escrito y así viajaría mucho más tranquilo – ¡genio !!! -dije-, estoy salvado-.

Ya en el aeropuerto abrazado a mis hijos como si fuera la ultima vez que los vería, observo que se acerca Eduardo con una sonrisita burlona, intentando disimular en esa expresión su placer sádico e irónico – es piloto aviador -pensé-, siempre agrandados- y me dio un sobre.

Habiéndome despedido de todos mis familiares, tuve que pasar a la sala de embarque y de allí a un ómnibus -aeropuerto viejo de Carrasco en Montevideo – que me trasladó hasta la escalerilla de un avión de Líneas Aéreas Paraguayas…

Cuando ocupe el asiento que me habían asignado en la aeronave, saque el sobre que me dio Eduardo y comencé a leer la hoja prolijamente redactada con el membrete de la Fuerza Aérea, que se encontraba en su interior.

Comenzaba así: ¨Estimado, espero que tengas un buen viaje – hasta ahí, bien – no es fácil superar las fobias, pero sé que lo lograrás – ya no me gustó nadita –, prosiguió, – pero no te preocupes – sin problema, estaba desesperado-, el personal de abordo está muy bien entrenado y te ayudaran – ¿cómo? me pregunte…-

La nota continuaba diciendo: ¨te agrego a continuación los diez puntos prometidos, hace un tiempo los encontré en internet, vas a ver que te van a ayudar mucho¨ – casi tiro el papel a la mierda, pero me dio vergüenza…- y jugado por jugado continué con su lectura.

Pero a esa altura comencé a escuchar que los motores del avión estaban en marcha y que los aceleraban, por tanto, comencé a sentir vibraciones.

El avión comenzó a moverse, por las ventanas veía pasar luces y ya no quise mirar más, empecé a sentir sudoración excesiva, aumento del ritmo cardiaco y respiratorio.

En un momento el avión se detiene y pasados un par de minutos comienza a carretear como caballo desbocado y siento como que floto en el aire, náuseas, mareos, sequedad en la boca, dolor de cabeza y malestar general era parte de mi proceso físico psíquico…

Luego siento un golpe en el piso, mire al costado y el hombre que estaba junto a mi – se ve que vio mi cara de loco- en forma educada me dijo – es el tren de aterrizaje –.

Decidí continuar leyendo lo que el hijo de puta de Eduardo me había dado, lo había guardado en el bolsillo de la camisa y estaba arrugado y húmedo por el sudor…

El texto expresaba:

  1. Intenta entender lo que te espera

¨El ser humano tiende a tener miedo o desconfiar de lo desconocido¨ – que pedazo de sorete el Eduardo-

  1. Comprende por qué volar es seguro- 

El miedo a volar suele venir derivado del hecho de saber que si hay un accidente tenemos muy pocas posibilidades de contarlo, y que no controlamos nosotros el aparato¨ – maravilloso, creo que me lo hizo para que me asustara más -.

  1. Planea bien tu viaje-

¨Mejor tomar vuelos directos y en aviones del mayor tamaño posible¨ – el imbécil sabia bien que los vuelos oficiales los tramita una oficina del Estado, llena de envidiosos que te van a encajar en el peor vuelo existente para gozarla << el que yo tenia tocaba tres continentes, América, África y Europa. Despegamos de Montevideo con destino a Asunción del Paraguay, luego escalas en Dakar, Bruselas, Frankfurt y finalmente Múnich. Casi un día de viaje>>-.

  1. Elige bien tu asiento-

¨Intenta coger un asiento de salida de emergencia y mejor junto al pasillo. Ir cómodo en el avión contribuirá a que te relajes y, por tanto, a quitar tu miedo a los aviones¨ – Que rata inmunda el Eduardo de mierda, me hablaba como si fuera gallego <<me habían asignado el lugar del medio de la fila central de 5 asientos, con mi metro ochenta y cinco de altura, cuando el de adelante bajo el respaldo quede encapsulado como un astronauta sin saber cómo acomodar las piernas>> -.

  1. Imagínate que estás en un bus-

¨Imagínate que te encuentras en un autobús viajando por carreteras que se extienden allá abajo, donde todo es bonito, terrenal y seguro y si el avión se sacude un poco, simplemente imagina que acaban de coger el típico bache de carretera¨- a esa altura mi odio a Eduardo era total-

  1. Piensa en las cosas buenas que te esperan. –

¨Intenta dibujar en tu mente las bellas y evocadoras imágenes de las cosas que esperas de tu viaje¨ -ya no podía pensar…-

  1. Concéntrate en la oferta de entretenimiento a bordo. –

No había nada, solo una pantalla grande como de televisión pero que nunca prendieron o no funcionaba, tampoco repartieron audífonos…

8. Enfráscate en una conversación con el vecino.

¨Si no hay entretenimiento a bordo o no consigues centrarte en él, siempre te quedará tu vecino de asiento. Con suerte, te hará olvidar tu miedo a volar. Al menos durante un rato¨. – La abuela que estaba a mi izquierda como un tiburón con la sangre, olió mi miedo y me dijo – tranquilo muchacho, a esta altura si pasa algo ya estamos muertos, no se preocupe- corte toda comunicación con la vieja, haciéndome el dormido, pero con los ronquidos del gordo del ¨tren de aterrizaje¨ sentado a mi derecha, hubiera sido imposible…

  1. Toma una o dos copas. –

Le pregunte a un azafato que pasaba velozmente si podía servirme algo – siguiendo el consejo de mi enemigo Eduardo- y con el acento característico del Paraguay con cara de culo y apuro – como si fuera a perder el ¨bondi¨- me contesto que no, que esperara que ya iban a pasar a servir algo a todos los pasajeros….

  1. Toma pastillas para dormir.

¨Si duermes no te enterarás del viaje, ¡pero tampoco del miedo a volar! ¨ – que pedazo de hdp -, pero a la postre fue el mejor consejo, había conseguido diazepam para el viaje cuando paso el azafato con sus colegas, le pedí un vaso de agua y me tomé dos pastillas juntas logrando evadirme bastante de la situación.

Finalizado el viaje y de regreso a mi país me encontré con Eduardo que no podía contener su risa, hasta el día de hoy ya pasados mas de veinte años cada ves que no hemos visto o hablado me recuerda la cartita…

Por mi parte, por razones laborales, he tenido que volar en cientos de aviones y ya no me asusto tanto, las pastillitas son mágicas y me encomiendo al ¨barba¨ antes de un aterrizaje o decolaje.