El expresidente Mauricio Macri, no tuvo la misma dureza para atacar a los gobiernos de Cristina Kirchner de la misma forma en que hoy lo hace con Javier Milei, que busca salir del desastre que dejó el kirchnerismo. Analizaremos la situación.
¿Macri es un pusilánime? para muchos lo es y me incluyo. No fue contestario cuando debió serlo ante los despropósitos de la expresidenta. ¿Tal vez por cobardía? Intuyo que sí.
Cuando alguna vez Macri, intentó elevar su voz -timidamente- en contra de los gobiernos kirchneristas, recibió ataques donde le marcaban sus errores y falencias y calló mucho de lo que debió haber dicho.
Políticamente no va a resurgir y como Cristina Kirchner no tiene futuro, aunque trata de mantenerse, dando una imagen pésima y en lugar de poner el hombro, coloca piedras en el camino de Milei.
No fue el político que dijera lo que el pueblo argentino necesitaba escuchar; se refugió en un cargo en la FIFA e hizo la plancha mientras el caos crecía a su alrededor.
Cuando Javier Milei se enfrentó al desastre y al legado que dejó el gobierno anterior, Macri, se quiso colgar y aparentó apoyar al libertario, pero bajo sus condiciones inaceptables, que eran claramente gobernar en las sombras.
Nunca tuvo la capacidad de un estadista y se equivoca nuevamente porque hoy desde el PRO, votan en conjunto con el kirchnerismo.
Molière decía; “Aborrezco a esos espíritus pusilánimes que, excediéndose en la previsión de las consecuencias de las cosas, no se atreven a emprender nada”.
Esa frase del gran escritor francés, le calza perfecto al expresidente argentino.
