Por Paco Tilla.-
Según un informe del Transnational Institute (TNI), “Cuando se mastica, la hoja de coca actúa como un estimulante ligero y ayuda a combatir el hambre, la sed, el dolor y el cansancio. También ayuda a superar el mal de alturas. Cada día, millones de personas en los Andes mastican hoja de coca y beben mate de coca sin experimentar ningún problema”.
Entonces, masticando la hoja de coca, Evo y cuatro de sus acólitos, con la escenografía adecuada cual obra teatral, dicen haber iniciado una huelga de hambre que prolongarán hasta que el gobierno de Arce forme dos mesas de diálogo técnicas para atender las demandas del “evismo”. Una “protesta” con ayuda de la hoja de coca, no es protesta.
La supuesta “huelga de hambre”, innecesaria porque el gobierno de Luis Arce le ha venido ofreciendo estas mesas de diálogo que el expresidente indígena nunca aceptó.
La necesidad de victimizarse de Morales, es para intentar imponer sus dos ambiciones personales; no ser juzgado por estupro y trata reiterada de personas y exigir que se viole la Constitución que le permita repostularse a la presidencia, algo que la ley le impide.
En su egoismo, ha provocado un caos de violencia imperdonable donde no le ha importado dejar sin alimentos a los niños de las escuelas, bloqueando carreteras y atacando a civiles y a policías.
Morales, es tan violento que desprecia el drama de sus colaboradores. En la localidad de Mizque (Cochabamba), los “evistas” impidieron el paso de una ambulancia que trasladaba al hijo de un compañero bloqueador, a quién le explotó una dinamita en la mano derecha. El niño de 10 años perdió la mayor parte de los dedos, debido a la tardanza en el paso de la ambulancia. ¿Y Evo qué hizo?… Nada.
Hoy, es muy difícil creerle esta presunta “huelga de hambre”, para exigir un diálogo que con inusitada paciencia, el gobierno de Arce le ha ofrecido una infinidad de veces.