Guerrilla del ELN ordenó un confinamiento total para la población en el noroeste de Colombia durante tres días

Guerrilla advierte que busca evitar daños a civiles en medio de la creciente disputa territorial con el Clan del Golfo y disidencias de las Farc

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Los guerrilleros del ELN en una imagen captada de un video

Desde el mediodía del viernes 2 de mayo hasta la medianoche del domingo 5, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) decretó un paro armado de 72 horas en la región del río Baudó y sus afluentes, una extensa zona selvática del departamento del Chocó. El grupo guerrillero afirmó que la medida tiene como fin evitar que la población civil quede atrapada en los enfrentamientos con grupos paramilitares que operan en la zona.

“Queda prohibido cualquier tipo de movilidad” desde este viernes hasta la medianoche del 5 de mayo, señala el ELN.

El paro armado se aplicará sobre un corredor fluvial que ha adquirido gran importancia estratégica, en medio de la disputa con el Clan del Golfo y disidencias de las Farc. La guerrilla denunció que estos grupos utilizan los ríos Cogucho y Chorí, en el municipio de Nuquí, como rutas para el transporte y almacenamiento de drogas procedentes del Pacífico colombiano.

“A raíz de las confrontaciones armadas y para evitar afectaciones a la población civil en medio de los operativos militares que se están desarrollando se decreta un paro armado de 72 horas sobre el río Baudó y sus afluentes”, expresó el ELN en un comunicado.

El ELN también mencionó puntos de presencia paramilitar en los ríos Dubasa y Catru, así como en las comunidades de Platanares, Puesto Indio, Santa María de Condoto y Cristiano. De acuerdo con la guerrilla, estos territorios son parte de una red logística que ha intensificado las tensiones armadas en la región.

La gobernadora del Chocó, Nubia Córdoba, expresó su preocupación por la nueva escalada de violencia. “La población depende casi exclusivamente de los ríos para movilizarse, ya que en esta parte del país no hay carreteras. Cualquier interrupción tiene consecuencias humanitarias serias”, advirtió.

Aunque los paros armados no son un fenómeno nuevo en esta región, su recurrencia es un indicio preocupante en medio del deterioro de la seguridad en Colombia. El país atraviesa uno de sus picos más altos de violencia en la última década, pese a los esfuerzos del gobierno de Gustavo Petro por consolidar una política de “paz total” con los distintos actores armados.