Luis Rondán.-
Hoy damos inicio a una nueva sesión donde procuraré compartir con ustedes, amigos lectores, el sentir puesto de manifiesto al realizar una obra de arte, sea ella cualesquiera que sea, tinta, pastel, lápiz, acuarelas, etc. Desgranando la idea desentrañaremos juntos el significado, muchas veces el simbolismo convocado para darle un sentido, un fundamento a la obra de que se trate.
Pues bien, dicho esto, manos a la obra.
El dibujo presentado en esta oportunidad consiste en una tinta donde de forma monocromo se representa a los antiguos señores esculpidos en piedra para su preservación por los siglos; en la base pueden apreciarse algunos cráneos símbolo de lo finito de la vida así como algunos arcones, seguramente conteniendo tesoros que al partir, no nos es dado llevar.
Las columnas y bloques hablan de un templo material, el que también habrá de permanecer en este plano, no así los iniciados que han emprendido su mítico viaje subiendo las escaleras del conocimiento en pos de la sabiduría.
Al centro (en colores), el árbol de la vida, único y verdadero objetivo del caminante de la vida…
