El Papa Francisco se refirió duramente a la situación que se vive en Nicaragua: “Con mucho respeto, no me queda otra que pensar en un desequilibrio de la persona que dirige (Daniel Ortega). Ahí tenemos un obispo preso, un hombre muy serio, muy capaz. Quiso dar su testimonio y no aceptó el exilio. Es una cosa que está fuera de lo que estamos viviendo, es como si fuera traer la dictadura comunista de 1917 o la hitleriana del 35, traer aquí las mismas… Son un tipo de dictaduras groseras. O, para usar una distinción linda de Argentina, guarangas”, fueron las declaraciones del sumo pontífice al ser consultado en una entrevista con INFOBAE sobre los ataques de Ortega a la Iglesia católica en Nicaragua.
Tras las duras definiciones del líder de los católicos, el régimen de Nicaragua ha solicitado a la Santa Sede el cierre de sus respectivas sedes diplomáticas. No se trata de una ruptura de relaciones, como habían anunciado algunos medios de comunicación, informó este domingo la Santa Sede.
De acuerdo con la fuente diplomática en Roma “al representante de la Nunciatura en Managua le dieron una semana para irse del país”, reveló el medio de prensa El Confidencial.
El régimen de Ortega y Murillo emitió un comunicado aclarando que es una “suspensión” de relaciones y no un ruptura de las mismas.
Las relaciones del Gobierno nicaragüense con la cúpula de la Iglesia Católica en el país, muy tensas en los cinco últimos años, asistieron a un nuevo encontronazo en febrero cuando el régimen de Ortega expulsó y les quitó la nacionalidad a 222 opositores, entre ellos, 11 entre sacerdotes y laicos de esa dominación religiosa, y los enviados a Estados Unidos, previo acuerdo con Washington.
En el listado original figuraba el obispo de la diócesis de Matagalpa (norte), Rolando Álvarez, quien guardó prisión domiciliaria desde agosto y se negó a tomar el vuelo humanitario.
El mismo día, 9 de febrero, Álvarez fue recluido en el Sistema Penitenciario Nacional.
El 10 de febrero un juez del Tribunal de Apelaciones de Managua – afín al régimen de Ortega- condenó al prelado a 26 años y cuatro meses de prisión, “por el delito de menoscabo a la integridad nacional en perjuicio del Estado y la sociedad nicaragüense”.
Exactamente hace un año, el 12 de marzo de 2022, el nuncio apostólico en Managua, monseñor Waldemar Stanisław Sommertag, había sido expulsado del país. La Santa Sede había recibido la decisión del gobierno de Nicaragua con gran sorpresa y dolor. “Tal disposición resulta incomprensible –subrayaba un comunicado de la Santa Sede– ya que, durante su misión, S.E. Mons. Sommertag ha trabajado incansablemente por el bien de la Iglesia y del pueblo nicaragüense, especialmente por los más vulnerables, buscando siempre favorecer las buenas relaciones entre la Sede Apostólica y las Autoridades de Nicaragua”, recordó la Santa Sede.