Por Paco Tilla.-
En el barrio, cuando no estábamos de acuerdo con algo o nos parecía que nos faltaban el respeto, encarábamos de frente al sujeto, cara a cara y no utilizábamos a otros para que nos defendieran.
Hoy, se vive al estilo del programa de chimentos, “Intrusos”; los valores se trastocan y a eso apeló lamentablemente Luis Suárez, que sigue con la “sangre en el ojo”, porque el entrenador argentino le dijo las cosas de frente y el ego del futbolista no lo acepta.
El propio Suárez admitió que hablando con Bielsa, este le dijo que no le aseguraba tenerlo en cuenta para los próximos partidos de las eliminatorias, entonces el 9 decidió ponerle fin a su trayectoria en la selección.
Pero fue en ese momento donde el jugador salteño debió hablar y decirle al argentino sus discrepancias. No lo hizo, calló.
Entonces, demostró su enojo desde la lejanía, amparado en un medio supuestamente periodístico, que alimentó la respuesta tardía.
En su “denuncia”, Suárez – sin darse cuenta – dejó en claro que el ciclo anterior con Tabárez era un jolgorio, como escaso en fútbol y los resultados lo demuestran; 15 años, una Copa América y un cuarto lugar en un mundial.
En el camino, como se puede apreciar, no estaba la recompensa, como solía asegurar el entrenador cesado.
La disciplina que impuso Bielsa dio frutos y le estamos viendo, aunque se pueda discrepar con el DT rosarino en algún aspecto.
Entonces, la seriedad es cuestionada y algún periodista trasnochado salió a defenestrar a Marcelo Bielsa y otro admitió que prefería ser la “viuda de Tabárez”, tras la declaraciones del exjugador de la selección charrúa.
Y las “viudas” del maestro saltaron compungidas por lo que expresaba el salteño desde Miami y está visto que aman los fracasos del pobre ciclo anterior. El amor es así, hay que entenderlo.
Y así, Luis, en el ocaso de su carrera deportiva, se fue de mambo y dio cátedra de como debe de ser un programa de chimentos: “Vi lagrimeando a Darwin en el vestuario”, o “En la Copa América hubo compañeros que se planteaban no jugar más en la selección”, entre otros chismes, que ni vale la pena repetir.
Quedó como un chusma del vecindario e involucró a los compañeros al decir que no estaban conformes con las actitudes de Bielsa.
Una lástima, en el barrio, como dije, nadie era “buchón” y los conflictos los arreglabamos hablando de frente…
Luis Suárez cerró un ciclo histórico con la celeste derrapando y dando una lamentable imagen de un tipo cuasi cuarentón, que no sabe discernir al comprometer a excompañeros en su problema personal con Bielsa.
En fin, como dice el refrán; “Lo que natura non da, Salamanca non presta”.
Suárez, en un minuto destruyó todo lo que hizo como jugador de fútbol. Las cosas de la interna se hablan en la interna del plantel. A la edad del retiro se convirtió en una chismosa de barrio y en lo peor de un ser humano, ser un buchón.
Del ridículo no se vuelve
Suárez, un nabo que perdió la oportunidad de irse con dignidad.
A su edad terminó como un viejo buchón, terraja y ordinario.
Impresentable Moar, un cero a la izquierda que ni audiencia tiene.
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