
La imparcialidad de los ministros del Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil, está en duda, según analistas, por la posición política de algunos de sus integrantes.
Alexandre de Moraes, considerado el “azote de Bolsonaro” en la causa que le juzga por el caso del intento golpista, despierta suspicacias por su cercanía con el actual presidente brasileño, señalan desde sectores de la oposición.
Pero si por Alexandre de Moraes, existen sospechas de parcialidad, sobre los ministros Cristiano Zanin y Flávio Dino, no hay dudas de que son jueces de Lula y las pruebas son concluyentes. Zanin es amigo personal del mandatario izquierdista y fue su abogado defensor en la causa que lo llevó a la cárcel. Un año atrás en reconocimiento a su fidelidad, Lula da Silva, lo impuso como ministro del STF.
Flávio Dino ha confesado seguir siendo militante del Partido Comunista de Brasil. Durante la apertura de la IV Conferencia Nacional de la Juventud, en Brasilia, Lula confesó que estaba feliz de poder “colocar a un ministro comunista” en el Supremo Tribunal Federal (STF). “No saben lo feliz que estoy hoy. “Por primera vez en la historia de este país, logramos colocar, en la Corte Suprema de este país, a un ministro comunista, un colega del mismo calibre de Flávio Dino”, comentó.

Tras esto, las sospechas de imparcialidad de estos ministros es cuestionada, según denuncian analistos políticos.
Tampoco lo disimulan en los actos públicos, donde se abrazan sin ocultar su amistad.
Analistas politicos y desde la oposición entienden que el nombramiento de estos jueces afines, es un blindaje de Lula en casos de denuncias sobre su gestión presidencial, cuando finalice su actual mandato.