Estas políticas —como la compra de activos por parte de los bancos centrales para respaldar la estabilidad financiera y estimular la actividad— le han permitido a la economía mundial escapar de las profundidades de la crisis financiera. Lagarde instó a las autoridades a aprovechar bien esta oportunidad, haciendo hincapié en dos aspectos.
Primero, en la necesidad de que las autoridades colaboren mejor para tener más plenamente en cuenta el impacto —local e internacional— de estas políticas no convencionales y cómo influye en los planes para retirarlas. Segundo, en que las “autoridades mundiales —todas, dentro de los países y entre los países— tienen la responsabilidad de llevar a cabo la totalidad de las medidas necesarias para restablecer la estabilidad y el crecimiento”.
Impacto en la economía mundial
Según la evaluación del FMI, el impacto de las políticas monetarias no convencionales ha sido positivo hasta el momento, manifestó Lagarde. A fin de cuentas, todos los países se beneficiaron: al principio, de la disminución de los riesgos de turbulencia financiera, y posteriormente, de la aceleración del crecimiento.
Según las estimaciones, la expansión cuantitativa —la compra de activos por parte de la Reserva Federal estadounidense— hizo subir el producto mundial más de 1%. Aunque los principales beneficios se observaron en las primeras fases, la política monetaria no convencional ha sido un éxito, dijo Lagarde.
Si bien recalcó que no debe haber un “repliegue apresurado”, Lagarde señaló que el período de políticas monetarias excepcionalmente expansivas en algún momento deberá llegar a término. Pero el momento exacto dependerá de las circunstancias de cada país. “En Europa, por ejemplo, todavía pueden aportar mucho. En Japón probablemente falte bastante también para abandonarlas”, puntualizó.
“Algo que podemos afirmar con certeza es lo siguiente: la manera y el momento de retirar estas políticas dependerán —como corresponde— del ritmo de la recuperación”, afirmó Lagarde.
Aguas desconocidas
Tal como sucedió al desplegarlas, el repliegue de las políticas monetarias no convencionales exigirá adentrarse en aguas desconocidas, explicó Lagarde. “Así que el FMI y las autoridades tendrán que comenzar a plantearse qué forma tomará el repliegue en su momento”. La Directora Gerente del FMI puso de relieve algunos aspectos:
Equilibrio entre la estabilidad y el riesgo: Uno de los temas que concentra la atención del FMI es el equilibrio ideal entre la necesidad de estabilidad y la toma de riesgos. Por una parte, dijo Lagarde, los prolongados períodos de política monetaria muy expansiva y tasas de interés ultrabajas, sumados a la búsqueda de mayor rentabilidad, podrían incentivar una toma de riesgos poco saludable. Por otra parte, si no se hubieran implementado las políticas monetarias no convencionales, el resultado podría haber sido menos crecimiento y un riesgo mayor de problemas financieros.
Efectos de contagio: El FMI también está examinando los efectos de contagio en otros países, señaló Lagarde, como los episodios de crecientes flujos de capital y aumentos de precios de los activos, el apalancamiento empresarial y la exposición a monedas extranjeras observados en algunos países de mercados emergentes tras el lanzamiento de las políticas monetarias no convencionales. Recalcó la necesidad de estar alerta a los riesgos de nuevos brotes de inestabilidad financiera, ya que “la situación puede cambiar de un momento para otro, como vimos en los últimos días en algunas economías de mercados emergentes”.
No obstante, también hizo referencia a la dificultad de aislar los efectos de la política monetaria no convencional de otros factores que influyen en los resultados económicos. “No todo el mundo está de acuerdo en cuanto a la magnitud de los efectos de contagio, y ni siquiera en cuanto a su dirección. Hacer coincidir las posturas, o al menos acercarlas, es un paso importante para decidir el rumbo de las políticas”, reflexionó Lagarde.
Orden del repliegue: Será importante definir exactamente qué significa el repliegue, afirmó Lagarde, dado que a menudo no se hace una distinción entre las políticas monetarias convencionales y las no convencionales. Repliegue significa revocarlas ambas, pero es probable que los aspectos más “convencionales” (como la guía sobre la trayectoria futura de las tasas de política monetaria o el ritmo de las futuras compras de activos) sean los primeros. En consecuencia, “el repliegue de estas políticas probablemente sea más lento y prolongado de lo que se suele decir y temer”, opinó Lagarde.
Comunicación clara: Asimismo, es imperativo que los bancos centrales comuniquen claramente los riesgos “que plantea para la recuperación un repliegue prematuro y los que plantea para la estabilidad financiera un repliegue retrasado”, propugnó Lagarde. “Aun si está bien gestionado, el repliegue de las políticas monetarias no convencionales bien podría crear graves obstáculos para los países que no las han adoptado”. Pero tienen las herramientas para hacerle frente, dijo, en referencia al uso de medidas macro y microprudenciales, las medidas de gestión de flujos de capital y la flexibilidad del tipo de cambio.