Previsiones económicas europeas: recuperación gradual con riesgos externos

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En los últimos meses, ha habido signos alentadores de que la recuperación económica está en marcha en Europa. Tras haberse contraído hasta el primer trimestre de 2013, la economía europea reanudó el crecimiento en el segundo trimestre y se prevé un continuo aumento del PIB real durante el resto de este año.
En la UE se prevé un crecimiento del 0,5 % en el segundo semestre de 2013 en comparación con el mismo periodo de 2012. En términos anuales, se estima que el crecimiento del PIB real será este año del 0,0 % en la UE y del 0,4 % en la zona del euro. De cara al futuro, se prevé que el crecimiento económico se vaya acentuando gradualmente a lo largo del período de previsión, hasta el 1,4 % en la UE y el 1,1 % en la zona del euro en 2014, y el 1,9 % y el 1,7 %, respectivamente, en 2015.
Continúa el ajuste interno y externo en Europa, respaldado en muchos casos por la importancia de las reformas estructurales y del saneamiento fiscal que se han realizado en los últimos años. Ello ha mejorado las condiciones para que la demanda interna se convierta progresivamente en el principal motor del crecimiento en Europa. Sin embargo, en un contexto de perspectivas menos favorables para las economías de mercado emergentes, el retorno a una senda de crecimiento sostenido seguirá un proceso gradual.
En palabras de Olli Rehn, Vicepresidente de la Comisión encargado de los Asuntos Económicos y Monetarios y del Euro: «Existen crecientes indicios de que la economía europea ha llegado a un punto de inflexión. El saneamiento fiscal y las reformas estructurales que se han emprendido en Europa han sentado las bases de la recuperación. Sin embargo, todavía es demasiado pronto para cantar victoria: el desempleo se mantiene en niveles inaceptablemente altos. Por ello debemos seguir trabajando a fin de modernizar la economía europea en pos de un crecimiento sostenible y la creación de empleo».
Aceleración del proceso gradual de recuperación
Están disminuyendo los desequilibrios macroeconómicos acumulados y se espera una aceleración moderada del crecimiento. No obstante, el proceso de ajuste de los balances que se está llevando a cabo en algunos países sigue frenando la inversión y el consumo. Aunque la situación del mercado financiero ha mejorado significativamente y los tipos de interés han bajado para los países vulnerables, sus efectos aún no se han dejado sentir en la economía real, al persistir la fragmentación de los mercados financieros, observándose diferencias sustanciales entre Estados miembros y entre empresas de diferente tamaño.
Así pues, las perspectivas actuales presentan características similares a las de recuperaciones anteriores ocurridas tras períodos de grave crisis financiera. A medida que van disminuyendo las necesidades de desapalancamiento, se espera un paulatino reforzamiento de la demanda interna gracias a la reanudación del aumento del consumo privado y al repunte de la formación bruta de capital fijo, que se verán favorecidos por la mejora de las condiciones financieras y de las expectativas económicas. Teniendo en cuenta los progresos alcanzados en los últimos años, se prevé una disminución del ritmo de saneamiento fiscal durante el periodo de previsión. Para 2014 y 2015, se espera que el reforzamiento de la demanda interna sea el principal motor del crecimiento, en un contexto de perspectivas menos favorables para las exportaciones de la UE al resto del mundo.
Dado el desfase habitual, de medio año o más, existente entre la evolución del mercado de trabajo y la evolución del PIB, se espera que la recuperación de la actividad económica solo se traduzca gradualmente en creación de empleo. Este año, el desempleo se ha mantenido a un nivel muy elevado en algunos países y el empleo ha seguido disminuyendo. Sin embargo, en los últimos meses las condiciones del mercado de trabajo han empezado a estabilizarse y se prevé una moderada reducción del desempleo, hacia el 10,7 % en la UE y el 11,8 % en la zona del euro en 2015, si bien las diferencias entre países se mantendrán muy amplias.
Se espera que en el periodo de previsión, tanto en la UE como en la zona del euro la inflación medida por el índice de precios de consumo se mantenga moderada, con tasas próximas al 1,5%.
En los últimos años se ha observado una mejora fuerte y continua de los saldos por cuenta corriente de los Estados miembros vulnerables. A raíz de los continuos incrementos de la competitividad de precios y del reforzamiento de sus sectores exportadores, se espera que una serie de Estados miembros vulnerables registren superávits por cuenta corriente este año.
Los decididos esfuerzos realizados en una etapa temprana permiten una ralentización del proceso de saneamiento
Se prevé que prosiga la reducción de los déficits de las administraciones públicas. Para 2013, se prevé que el déficit presupuestario global disminuirá al 3,5% del PIB en la UE y al 3% en la zona del euro, mientras que el ratio deuda/PIB alcanzaría cerca del 90% en la UE y el 96% en la zona del euro. Se prevé que el déficit presupuestario estructural —esto es, el déficit de las administraciones públicas excluyendo los factores cíclicos, las medidas puntuales y otras medidas de carácter temporal— disminuirá significativamente en 2013, en más de medio punto porcentual del PIB en ambas zonas, gracias a las medidas de saneamiento aplicadas en varios Estados miembros. Según los proyectos de presupuesto para 2014 disponibles antes de la fecha tope de las previsiones, esta mejora proseguiría en 2014, pero a menor ritmo. Ello se explica en parte por el hecho de que algunos Estados miembros ya han alcanzado sus respectivos objetivos a medio plazo para sus saldos presupuestarios estructurales, lo que deberá contribuir a situar su deuda pública en una senda decreciente.
Riesgos más equilibrados
Estas previsiones se basan en la hipótesis de una aplicación rigurosa de las medidas acordadas a nivel de la UE y de los Estados miembros que respaldará el necesario proceso de ajuste que está teniendo lugar y contribuirá a una mejora de la confianza y de las condiciones financieras.
Gracias a la determinación en la aplicación de las medidas acordadas, han desaparecido los riesgos para la integridad del euro percibidos en relación con la crisis de la deuda soberana. Además, es posible que las reformas aplicadas en los últimos años propicien otros efectos positivos más rápidamente de lo previsto. No obstante, aunque ha disminuido la incertidumbre, esta se mantiene a un nivel elevado y podría constituir una rémora para el crecimiento. Subsiste el riesgo de que los desvíos en la aplicación de las políticas económicas puedan provocar incertidumbre y reavivar las tensiones financieras, mientras que han aumentado los riesgos asociados al entorno exterior.