La dignidad de Almagro y el triste papel de algunos países que integran la OEA

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Hoy la OEA, por causa de países obsecuentes algunos y despreocupación de otros, perdió la oportunidad de dar un paso histórico y terminar con el drama de Venezuela y la intolerancia de un régimen tiránico que avasalla sin piedad al pueblo.
Escucharon la bien fundamentada exposición del Secretario General de la OEA, Luis Almagro, quien con dureza explicó una a una las violaciones a los derechos humanos, la falta de libertades, la injustificada prisión de los opositores y nada les importó; enterraron sin lápida la democracia que debían defender.
Los países de la vergüenza han llevado a la OEA al sitial inoperante en el que están los otros bloques regionales como el Mercosur, la Unasur y la Celac, bastiones de la burocracia donde nunca resuelven nada a favor de los pueblos.
Estos países, en mayor o menor medida, quieren darle un espacio para el diálogo a tres expresidentes, Leonel Fernández (República Dominicana), José Luis Rodríguez Zapatero (España) y Martín Torrijos (Panamá). Algo que todos saben no prosperará, sencillamente porque ninguno de los tres calza los puntos para enfrentarse a la barbarie chavista y exigirle que cumpla. Nadie ignora que el régimen dictatorial los utiliza para frenar el revocatorio en contra de Maduro. Sólo eso, nada más.
Es una burla a la inteligencia pretender que Zapatero resuelva el conflicto con sus ideas, cuando no pudo y no supo solucionar la crisis desatada durante su gobierno en España, de donde salió huyendo antes de terminar su mandato, dejando una crisis histórica con más de cinco millones de desempleados. El expresidente español, asegura con su parsimonia que la negociación será larga y difícil y nadie parece entender que la gente se muere de hambre en Venezuela y la falta de medicinas también provoca muertes.
Como positivo queda que la verborragia cantinflesca de la canciller chavista, Delcy Rodríguez, no logró boicotear la sesión donde Almagro presentó la denuncia de lo que sucede realmente en Venezuela.
Cada atropello del régimen, cada niño que muera de inanición o por falta de medicamentos, cada violación a los derechos humanos, ahora también serán responsabilidad de esos países que ni siquiera se interesaron en aplicar la Carta Democrática Interamericana a Venezuela.
Lo de Almagro fue digno y valiente; lo de algunos países, ha sido un acto imperdonable de servilismo vergonzoso.
Prefirieron lo más fácil, mirar para otro lado, aunque ya no podrán hacerlo, porque esos países obsecuentes, ante los ojos del mundo, se han transformado en cómplices del régimen y deben mirar con preocupación ese líquido de color rojo que está bañando sus manos.
Raúl Vallarino
editor@icndiario.com

3 Comentarios

  1. Dignísimo papel de Almagro, lamentable la actuación de algunos países. ¿Qué más tiene que hacer el tirano para que actúen?. ¡Por favor, la gente se muere en Venezuela, no se puede esperar más!
    Lo de Zapatero es impresentable.

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