Pedro Sánchez: Un perdedor que ambiciona gobernar España

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Que la ambición de Pedro Sánchez es desmedida, es indudable. El político que registra en su haber los dos mayores fracasos electorales del PSOE (90 diputados en las elecciones de diciembre de 2015 y bajó a 85 escaños en los comicios de junio de 2016), no mide que su figura se deteriora y no asume que los votantes socialistas le han dado la espalda, pero no se resigna y busca con apoyos prestados (Podemos, Ciudadanos o independentistas) obtener lo que no consiguió en las urnas electorales con votos propios y ser la opción para desplazar al PP, que ganó ambas elecciones.
Sánchez pretende -ante la tibia renuencia de algunos de los barones de PSOE- imponer su pensamiento absolutista y que nadie se oponga a sus incontrolables ansías de poder desmedido. Tampoco nadie le frena y le hace ver la realidad y quien lo intenta, choca contra un muro infranqueable de intolerancia.
Podemos que ha jugado con él y lo ha dejado en mala posición al no apoyarle en la primera tentativa de formar gobierno, ahora le ‘tiende la mano’ para un presunto ‘Gobierno de coalición’ y Sánchez embebido en su mundo de soberbia, no piensa (¿es qué alguna vez ha pensado?) y asume que puede ser la alternativa a Rajoy.
Ni en Podemos ven con claridad la situación, mientras la secretaría general podemita entiende como no viable un gobierno de Sánchez en solitario. Por otro lado Iñigo Errejón, el número dos de esa formación, contempla-entre otras opciones- la posibilidad de dejar gobernar al PSOE en minoría.
Irene Montero, jefa de gabinete de Pablo Iglesias, explicó al diario El País que “La posición de la secretaría general es que no contemplamos otra opción viable que no sea un Ejecutivo de coalición”, con Podemos y agregó: “Es inviable un Gobierno de 85 diputados”, dijo en referencia a los pocos escaños que tiene el PSOE.