La guerra del dulce de leche entre Argentina y Uruguay

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El negociador de Uruguay, Raúl Vallarino (4º desde la izquierda), se reunió en 2003 con los directores de la Secretaría de Cultura de Argentina, Rubén Stella, Miguel Ángel Mojo y Teresa de Anchorena
El Centro Argentino de Promoción del Dulce de Leche y Afines determinó – por su cuenta- que el 11 de octubre se declare el Día Mundial del Dulce de Leche.
Por más que existen distintas teorías que indican varias presuntas procedencias del histórico manjar, fuera de Argentina, este país lo tiene como uno de los productos con altos índices de exportación, como también lo tiene Uruguay.
“La guerra del dulce de leche” es el nombre con el cual se definió en 2003, el enfrentamiento entre Uruguay y Argentina, cuando este país, a través de la Secretaría de Cultura de la Nación, quiso declarar al dulce de leche, el asado y las empanadas, como bienes del patrimonio cultural gastronómico argentino, en detrimento del vecino rioplatense.
Sobre la declaración unilateral de Argentina, el gobierno de Uruguay, interpuso una acción sobre el dulce de leche, ya que las intenciones argentinas eran quedarse con la denominación de origen del producto.
La historia del enfrentamiento
En abril de 2003, el gobierno argentino a cuyo frente estaba el presidente Eduardo Duhalde, intentó apoderarse de la denominación de origen del dulce de leche, el asado y las empanadas, declarando estos productos como Patrimonio de la Cultura Gastronómica Argentina, con la intención de quedarse con la denominación de origen del producto. No pudo hacerlo por la férrea oposición de Uruguay.
La voz de alerta sobre las intenciones argentinas fue dada el 10 de abril de 2003, por el ingeniero Juan Grompone, en la montevideana radio El Espectador, AM 810, según cuenta el periodista especializado en temas del Patrimonio, Armando Olveira (Crónicas Migrantes).
“Primero hubo sorpresa e incredulidad. Pero Grompone insistió. ”Hay una cosa que no es disparatada. Lo que sí podría reivindicar Argentina es la denominación de origen, es decir que sólo pueda llamarse ‘dulce de leche’, en forma comercial, a aquél que provenga de nuestros vecinos. Del mismo modo que Francia prohíbe llamar ‘champagne’ a cualquier vino espumante que no provenga de esa región, lo mismo con el ‘cognac’, el ‘armagnac’ y tantos otros derechos de marca”.
Recordó que Uruguay tiene antecedentes de denominaciones de origen que nunca utilizó, pero que están vigentes. “Por ejemplo, Fray Bentos (capital del departamento de Río Negro) es una marca comercial que hoy se puede comprar en Gran Bretaña, y que pertenece a compañías inglesas que fabrican el extracto de carne. Del mismo modo que Paysandú (nombre de un departamento del noroeste uruguayo) fue una marca muy famosa para la lengua enlatada, o que Paso de los Toros (ciudad del departamento de Durazno) es todavía marca vigente para Pepsico de un agua tónica gasificada muy aceptada en el Río de la Plata.
Grompone estaba convencido de que planteaba un problema serio. “¿Qué sucederá si Argentina logra declarar que sólo se pueda llamar “dulce de leche” al de origen argentino? ¿Qué sucederá con nuestra Conaprole (Cooperativa Nacional de Productores de Leche), la mayor productora uruguaya de lácteos? ¿Qué sucederá con todos los pequeños productores artesanales? Creo que es un tema de preocupación para el país”.
En la misma dirección, el ex ministro de Educación y Cultura, Antonio Mercader, especializado en temas de patrimonio, afirmaba: “Si Argentina hace el planteo y obtiene un reconocimiento cultural, logra ‘la primera baza’. Establece el primer elemento a su favor para que luego vengan reconocimientos de marcas, certificaciones de origen, y exclusividades. Con el dulce de leche, el asado y las empanadas, podríamos perder nombres que hoy van teniendo reconocimiento internacional”.
Mercader explicó que la UNESCO acepta a los bienes culturales como una industria que las naciones deben cuidar y defender, pero la decisión económica corresponde a la Organización Mundial de Comercio. “Un caso paradigmático ocurre entre peruanos y chilenos, con el pisco. Hay un reconocimiento de su enorme valor económico, y ambos países pujan por su origen. Los peruanos dicen que nació en Perú, que es de ellos, pero los chilenos lo han industrializado y lo están vendiendo en el mundo con un lucro muy importante. Me temo que Uruguay corre serio riesgo de sufrir los mismos perjuicios”.
La campaña mediática fue iniciada desde el Canal 5 (SODRE), de Montevideo por el chef Sergio Puglia, quien tuvo un duro enfrentamiento con Miguel Ángel Mojo de la Secretaría de Cultura de Argentina por el tema del dulce de leche. Un hecho sintomático, si se tiene en cuenta que es SODRE significa Servicio Oficial de Radio y Televisión del Estado. Inmediatamente intervinieron las comisiones de Educación y Cultura de las cámaras de Senadores y Diputados, la Cancillería y el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay.
El gobierno uruguayo optó por acuerdos tácticos, reconociendo así que se sentía en desventaja. “No existe mejor garantía para el más pequeño que la opinión internacional”, confiaba el presidente Jorge Batlle, a su círculo de asesores.
Fue consultado el Instituto Nacional de Apelación y Denominación de Origen francés, que en primera instancia dio razón al reclamo de Uruguay. Francia factura 20 mil millones de euros por sus productos de denominación origen.
Técnicos franceses viajaron inmediatamente a Montevideo y Buenos Aires. Se reunieron con el agregado agrícola francés en la Argentina, con funcionarios de la embajada uruguaya en la capital porteña y con funcionarios argentinos. “El tema es difícil y candente, pero nuestro consejo es que trabajen ambos países internamente, para ajustar algunos detalles. Primero hay ver intereses en común y las oportunidades que pueden surgir para uruguayos y argentinos unidos, y las que se perderán por separado”, fue el ponderado consejo de los expertos europeos.
Paralelamente, Bolivia, Brasil, Chile y Paraguay, se unían a la posición uruguaya y proponían un frente común para “frenar la intención argentina de apropiarse de bienes culturales de la región”.
LOS HERMANOS SEAN UNIDOS
El periodista y escritor, Armando Olveira, sigue explicando:
“Leonardo Guzmán, ministro de Educación y Cultura del Uruguay, designó en abril de 2003, al escritor Raúl Vallarino, director de la Biblioteca Nacional con sede en Montevideo, como jefe de la misión que iniciaría el diálogo con las autoridades de la Secretaria de Cultura de la Argentina.
Tratando de serenar ánimos, el embajador argentino en Montevideo, Hernán Patiño Mayer, salió al cruce de susceptibilidades en alza, en declaraciones a la prensa uruguaya del jueves 24 de abril. “Es ridículo pensar que Argentina quiere apropiarse de un patrimonio rioplatense. La resolución habla de patrimonio cultural gastronómico, pero de ninguna manera se pretende que sea exclusivo”.
Patiño Mayer insistió con su postura conciliadora. “La iniciativa argentina no tiene consecuencias jurídicas ni económicas y nuestro gobierno propone presentar el pedido de forma conjunta con Uruguay”. Y fue un poco más allá, para demostrar una buena intención que muchos orientales ponían en duda: “Estamos dispuestos a hacer lo que Uruguay entienda conveniente para que no se especule más. No pretendemos apropiarnos de bienes culturales comunes. No hay ningún interés económico-comercial y mucho menos a expensas de Uruguay”, insistió el diplomático.
El diplomático explicó que la resolución de la Secretaría de Cultura argentina intentaba “ganar un poco de identidad, dentro en un mundo cada vez más globalizado e ignorante de las identidades culturales, que no reconoce al sur de América”.
EL DULCE DE LECHE DE LA PAZ
El viernes 25 de abril de 2003 se dio por finalizado el diferendo. El Ministerio de Educación y Cultura del Uruguay y la Secretaria de Cultura de la República Argentina, se pusieron de acuerdo, para registrar ante la UNESCO y la OMC (Organización Mundial de Comercio), al dulce de leche, el asado y las empanadas, como patrimonio cultural alimentario y gastronómico de ambos países.
La misión negociadora uruguaya, encabezada por Raúl Vallarino, se reunió con Miguel Ángel Mojo, Rubén Stella y Teresa de Anchorena, directores de la Secretaría de Cultura de la República Argentina. Allí se presentaron documentos y argumentaciones de las partes y se atendió la opinión de técnicos de los países del Mercosur y sus asociados regionales. Los argentinos manifestaron, explícitamente que no era su interés crear tensión entre los vecinos del Plata y negaron la intención de apropiarse de los tres productos, ni de declararlos patrimonio propio.
Los negociadores acordaron que ambos países promoverían conjuntamente su patrimonio común ante la OMC, e invitaron a Brasil, Paraguay, Bolivia y Chile, a negociar mecanismos de identificación y reconocimiento de bienes de la cultura regional. Se enviaron notas del acuerdo a la Secretaría Pro Témpore del Mercosur, con sede en Asunción, para se incluyera en la agenda de la 16° reunión de Ministros de Cultura de la región.
Al finalizar la reunión, los argentinos pidieron protocolares disculpas por el “malentendido”, a lo que el delegado uruguayo respondió abriendo un frasco de un kilo de dulce de leche fabricado en Uruguay que tenía discretamente guardado en su portafolio. Lo compartieron a la uruguaya. Testigos irreprochables cuentan que Mojo, Stella y de Anchorena, aceptaron gustosos la invitación de Vallarino. Cuchara en mano, se sirvieron directamente del recipiente de vidrio. Fue degustado así, el dulce de leche de la paz.
EL ACUERDO DE BUENOS AIRES
El diario El País de Montevideo, en su edición del 26 de abril de 2003, daba cuenta del acuerdo alcanzado entre los dos países:
“SE FIRMÓ LA PAZ DEL DULCE DE LECHE”
“Un brindis con dulce de leche uruguayo selló el acuerdo que alcanzaron en Buenos Aires representantes de los ministerios de Cultura de ambos países sobre productos culturales alimentarios y gastronómicos, según informó el director de la Biblioteca Nacional uruguaya, Raúl Vallarino, a la agencia de noticias France Press. El funcionario reveló que antes de viajar a Argentina para reivindicar el origen uruguayo del dulce de leche, recogió el planteo del cónsul boliviano David Boutier, quien se mostró interesado en que se reconociera como producto cultural alimentario del altiplano al maíz acaramelado. Vallarino llevó desde Montevideo varios tarros de dulce de leche de elaboración local con los que obsequió a sus anfitriones, y todos —cuchara en mano— degustaron el producto al finalizar las negociaciones. Vallarino precisó que se establecerá que los ministerios impulsen mecanismos internos para identificar y reconocer productos culturales alimentarios y gastronómicos representativos de sus identidades locales y luego, de común acuerdo, se declaren de interés para la región a aquellos que forman parte de la cultura común”.
Por su parte el diario La República en un artículo publicado el 2 de mayo de 2003, señalaba los resultados de la reunión de Buenos Aires y lo que se había acordado en la misma:
“Una rápida gestión de Uruguay, a través del Ministerio de Educación y Cultura, logró que todos los países que integran el Mercosur, junto a los asociados, comiencen a trabajar en conjunto para promover el patrimonio cultural, alimentario y gastronómico de la región.
Nuestro país comenzó a realizar gestiones al conocerse la pretensión argentina de reconocer como productos típicos de esa nación, el dulce de leche, el asado y las empanadas, entre otros artículos”.
Más adelante, La República señalaba en el desarrollo de la información:
“Paralelamente, desde Bolivia se iniciaron contactos con Uruguay, para adoptar una estrategia en conjunto, ya que desde ese país se informaba que varios productos típicos, estarían por ser declarados patrimonio por Argentina.
El enviado de Uruguay, Raúl Vallarino se reunió con los directores de la Secretaría de Cultura de Argentina, Rubén Stella, Miguel Ángel Mojo y Teresa de Anchorena, quienes manifestaron que no era interés de su país hacer declaraciones de patrimonio en solitario.
En este encuentro se acordó darle andamiento a la propuesta que presentó Argentina de promover el patrimonio cultural, alimentario y gastronómico, invitando a los Estados parte y asociados del Mercosur, a que impulsen mecanismos internos para identificar y reconocer productos culturales, alimentarios y gastronómicos representativos de sus identidades locales, para que luego, de común acuerdo, puedan ser declarados de interés para la región, aquellos que forman parte de la cultura en común.
Al finalizar la reunión, se envió nota a la República del Paraguay, que actualmente ejerce la Secretaria Pro Témpore del organismo, para que se incluya esta propuesta en la agenda de la 16ª Reunión de Ministros de Cultura del Mercosur, a realizarse próximamente”.

El 3 de junio de 2003, en la XVI Reunión de Ministros de Cultura del Mercosur, celebrada en Asunción, se acordó y se firmó por parte de todos los países miembros, más Chile y Bolivia, un acuerdo de consulta mutua y consenso referente a las declaraciones del patrimonio intangible de los Estados miembros.
La estrategia que el negociador uruguayo llevaba en la manga
El negociador uruguayo Raúl Vallarino, preparaba por su cuenta una respuesta a los argentinos en caso de no llegar a un acuerdo y era que si los vecinos del Plata, no cejaban en sus intenciones de apropiarse de la denominación de origen sobre el dulce de leche, los uruguayos pondrían en los envases del manjar a exportar al mundo, frases tales como: “Producto 100% uruguayo como La Cumparsita” o textos similares donde se incluyeran a Carlos Gardel a Julio Sosa y a la isla Martín García, entre otros, como uruguayos de origen.
Vallarino dejó entrever a los medios de prensa que de continuar la Argentina con esa posición intransigente, Uruguay estudiaría declarar patrimonio de la música uruguaya, “La Marcha de San Lorenzo”, el himno oficial del Ejército argentino, escrito por el uruguayo Cayetano Silva, pero no se llegó a ese extremo.
EL COMUNICADO DE LA DIRECCIÓN DE CULTURA DEL URUGUAY
“En el primer semestre del año [2003], el Director de Cultura [Agustín Courtoisie] participó en Asunción en el Seminario sobre “Diversidad Cultural” auspiciado por UNESCO, y junto con el Ministro Dr. Leonardo Guzmán en la cumbre de Ministros y Autoridades de la Cultura.
En las Actas de la Reunión de Asunción se incorporó, a pedido expreso de Uruguay, una cláusula que establece el «régimen de consulta mutua y consenso» para la confección de las listas nacionales referidas a patrimonio intangible, pieza importante en la defensa de nuestra identidad”.
[Fuente: DC.COM, publicación de la Dirección de Cultura – MEC, Enero de 2004, Año I, Nº 1, pág. 4.]
Nota: En 2010, con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en el gobierno, se intentó dar marcha atrás con el acuerdo, pero nada se llegó a concretar.